El Día de Todos los Santos es un día especialmente reservado en el Santoral Católico para que recordemos a todos aquellos católicos anónimos que ya han emprendido su camino hacia la Casa de Dios, para quienes ya ha llegado el descanso eterno y se encuentran frente a la brillante luz perpetua, en compañía de Jesús y de la Santísima Virgen María.
Día de Todos los Santos
Todos los días del año, el Santoral Católico se encarga de recordarnos a todos nuestros hermanos que han dormido en la paz del señor, cuyas vidas o cuyas obras fueron tan relevantes que los hicieron sobresalir de entre los miembros de sus comunidades, por reflejar los más excelsos valores cristianos y prestar su ayuda a los más necesitados, o porque tuvieron una carrera eclesiástica preponderante o porque murieron en defensa de la fe, pero hoy es el Día de Todos los Santos.
Pero ¿qué sucede con aquellos individuos anónimos que igualmente merecerían ser recordados, pero de los que no nos han llegado noticias? Es por ello que para el Santoral Católico el 01 de noviembre es muy especial, porque nos brinda la oportunidad de poder realizar un recordatorio común de todos esos hermanos cuyas vías y obras desconocemos, pero que probablemente tuvieron cierta relevancia en sus comunidades, que es el Día de Todos los Santos.
Esta fecha se dedica a los hermanos fallecidos que ya emprendieron su camino a la presencia del Todo Poderoso, y esto tiene particular relevancia en esta época, porque también es el momento en que debemos recordar a las más de 492.930 personas que perdieron su vida por causa del Covid-19, cuyos fallecimientos no pudieron ser evitados por causa de no disponer de los medios científico necesarios para ello.
Todos estos hechos nos han puesto a reflexionar sobre lo importante que es cuidarnos y cuidar de los nuestros, pero recordar a los que ya se han ido, aunque no los hayamos conocido en persona es más importante en esta época que en cualquier otra. Ya que muchos de ellos pudieron haber sido santos en sus vidas, a su propia manera.
Lo que se pensaba antes
Durante los primeros años de la Iglesia Católica, el 01 de noviembre es un día que estaba dedicado a todos los mártires, hasta que el papa Bonifacio IV sacralizó un antiguo templo griego y lo dedicó al culto hacia todos los santos, y en el año 840, una festividad que había sido dedicada a los mártires, y el 01 de noviembre se convirtió en el Día de Todos los Santos.
Aunque la verdadera celebración comienza desde la noche anterior, el 31 de octubre, que ha sido denominada como la víspera del Día de Todos los Santos, que en inglés se pronuncia ‘All Hallow’s Eve’ y con el paso del tipo y la deformación lingüística se ha convertido en ‘Halloween’, que es una celebración que se ha transformado en gran manera, convirtiéndose en una celebración que poco o nada tiene que ver con la relevancia que le otorga la Iglesia Católica a este día.
¿Qué es un Santo?
Cuando celebramos el Día de Todos los Santos es común que entre la comunidad católica de hoy surja una interrogante recurrente que consiste en a quién se le puede considerar un santo, ya que la creencia más habitual es pensar que ser santo es algo mucho más importante de lo que es, pero la propia Iglesia Católica, ha expresado que para ser santo solo hay que hacer una cosa: «participar de la santidad de Dios».
Es por ello que Peter Kreeft, un profesor de Filosofía, que se ha especializado en la filosofía católica, ha dicho que ser santo «no es gente rara ni excepcional». «Los santos son el modelo operativo estándar para los seres humanos», indica. De hecho, siendo más concretos, afirma que en el sentido bíblico de la palabra «todos los creyentes son santos».
Palabras que nos devuelven al presente y nos hacen pensar en todos aquellos que llevaron una vida ejemplar y que ahora duermen en la paz del señor, y por eso celebramos el 01 de noviembre el Día de Todos los Santos, no obstante en este día, en Santoral Católico también recuerda a otros beatos y santos, cuyos nombres son:
San Audomaro de Théouranne, San Austremonio de Avernia, San Benigno de Dijón, San Cesáreo de Tarracina, Santa Cirenia mártir, San Licinio de Anjou, San Magno de Milán, San Marcelo de París, San Maturino de Larchant, San Pedro del Barco, San Rómulo de Bourges, San Severino de Tívoli, San Vigor de Bayeux, Beato Nonio Alvarez Pereira, Beato Rainiero Aretino, Beato Ruperto Mayer y Beato Teodoro Jorge Romzsa.