Segovia está de celebración, porque el día de hoy recordamos a San Frutos, Santa Engracia y San Valentín de Segovia, tres hermanos que, en una época muy difícil, en pleno reinado visigodo y bajo la amenaza musulmana, decidieron deshacerse de todos sus bienes y llevar una vida ascética como eremitas a orillas del río Doratón.
Por si te lo estás preguntando, la respuesta que nos da el Instituto Nacional de Estadística es que en España hay alrededor de 500 caballeros que fueron bautizados con el nombre de Frutos, pero también hay alrededor de 200 damos que fueron bautizadas como Engracia y alrededor de 24.000 caballeros bautizados con el nombre de Valentín, y esta fecha nos brinda una nueva oportunidad para felicitarlos, aunque lo hayamos hecho el 14 de febrero, y no estamos contando a las damas bautizadas como Valentinas, que también hay muchas, y seguro que entre tus conocidos los hay.
San Frutos, Santa Engracia y San Valentín de Segovia
Los tres eran hijos de un matrimonio con muy buena fortuna, pero por causas que no se conocen del todo bien, quedaron huérfanos y en posesión de una gran fortuna, por lo que fueron atraídos por la vida de lujos, de vicios, de intrigas y de sospechas.
Esto fue así hasta que San Frutos, probablemente por la profunda fe cristiana que le fue inculcada por sus padres, convenció a sus hermanos de vender sus posesiones, donar lo obtenido para los pobres y construir tres emitas a orillas del río Doratón, en las que podrían vivir en completa paz y tranquilidad, en contemplación a los mandamientos de Dios.
San Frutos nació el año 642, y posteriormente tuvo dos hermanos, que fueron Engracia y Valentín, quienes, habiendo sido educados con una profunda fe en Cristo, pronto se cansaron de una vida de maldades, envidias, asechanzas, desenfrenos y vicios, y es cuando San Frutos les propone hacer un cambio total de vida, deshaciéndose de todo lo material y por su propia determinación y libertad decidieron llevar una vida de soledad, penitencia y oración por los pecados de todos los hombres.
Encontraron el lugar perfecto para ello a las orillas del río Duratón, por lo que abandonaron Segovia y construyeron tres ermitas separadas en las que pudieron tener la soledad que deseaban y dedicarse todo el tiempo a la oración y a tratar con Dios.
Se han encontrado archivos en los que se indica que San Frutos tuvo una participación importante al momento en que se produjo la invasión de los musulmanes, quienes rápidamente se hicieron con el control del territorio del reino visigodo.
Vida de los tres hermanos
San Frutos trató de lograr la conversión de algunos musulmanes que se le aproximaron al cristianismo y se dice que llegó a defender a grupos de cristianos cuando tenían que huir de los guerreros sarracenos, les dio ánimos, los consoló y alentó a sus espíritus para que se mudaran hacia el norte.
De hecho, a San Frutos se le atribuyen varios sucesos sobrenaturales, ninguno de los cuales ha podido ser demostrado, y falleció tranquilamente a la edad de 73 años en el año 715, siendo enterrado por sus hermanos, quienes posteriormente fueron decapitados por soldados sarracenos y sus restos, junto con los de su hermano mayor, San Frutos, se trasladaron hasta la antigua Catedral de Segovia, aunque las reliquias de los mismos se encuentran en Caballar, que es donde se celebran las festividades en su honor. Hoy sus restos descansan en un Relicario en la Catedral de Segovia.
No cabe duda de que la vida y las obras de San Frutos, Santa Engracia y San Valentín bastarían para llenar un santoral, pero el 25 de octubre también recordamos a otros hermanos y hermanas que también tuvieron vidas ejemplares o que llevaron a cabo obras que los enaltecieron como defensores de la fe, entre quienes podemos mencionar a:
San Bernardo Calbó, San Crisanto de Roma, San Crispín de Soissons, San Crispiniano de Soissons, Santa Daría de Roma, San Frontón de Périgeux, San Gaudencio de Brescia, San Hilaro de Javols, San Mauro de Pécs, San Miniato de Florencia, San Valentín de Sevilla, Beato Recaredo Centelles Abad y Beato Tadeo Machar.