San Antonio María Claret fue en vida un sacerdote nacido en la población barcelonesa de Sallent, y realizó tan grandes esfuerzos que fue capaz de fundar la Congregación de los Misioneros del Corazón de María. De acuerdo con la información suministrada por el Instituto Nacional de Estadística español, hoy celebran su santo aproximadamente 3.600 caballeros que fueron bautizados con el nombre de Antonio María, así que felicita a los que conozcas.
Y eso que no estamos incluyendo a los que se llaman Antonio únicamente, pues el santoral nos brinda una nueva oportunidad para felicitarlos por su santo.
San Antonio María Claret
San Antonio María Claret nació con el nombre de Antonio Claret y Clará el 23 de diciembre del año 1807, fue el quinto de once hijos y recibió el bautismo el día de navidad, pero dado el escaso estado de salud en el que quedó su madre después del alumbramiento, tuvo que ser cuidado por una nodriza en Santa María de Olot.
Cuenta la historia que una noche en la que San Antonio María Claret se quedó en la caso de sus padres, la casa de la nodriza se colapsó y fallecieron todos los que se encontraban en su interior. Este hecho fue tomado, desde el instante en que se supo la noticia, como una señal de la providencia para el pequeño Antonio.
A medida que el Antonio crecía, jugaba y estudiaba, ya se tenía una buena idea de cuáles iban a ser los amores de su vida, que de una parte fue la Eucaristía y de la otra era la Virgen. El joven San Antonio María Claret asistía y ponía mucha atención a las misas, y era frecuente que dejara de jugar para irse a visitar a Jesucristo en la iglesia, siempre y cuando esto no significara una molestia para sus compañeros.
Era frecuente que junto a su hermana Rosa, acudiera frecuentemente a la ermita de Fusimaña, en la que trataba de rezar diariamente el rosario. Con el crecimiento, San Antonio María Claret fue dando sus pasos comedidos pero seguros para seguir la carrera eclesiástica, logrando vivir como seminarista externo con el padre Don Fortián Bres, quien se encontraba al frente como vicario capitular de Vic, y lo destinó a su pueblo natal Sallent, en donde pudo ejercer como vicario parroquial por 2 años y luego 2 años ejerció como ecónomo.
Sus actividades se multiplicaron
Luego de esos cuatro años, San Antonio María Claret no sólo ejercía el cargo pastoral, sino que también comenzó a atender a los enfermos, por causa de que todos los médicos habían huido por causa de la guerra. Además, pudo compaginar esas actividades con distintas misiones populares, hasta que llegó el mes de enero de 1841, cuando fue desvinculado del cargo que tenía en su parroquia y fue cuando comenzó su prédica por las distintas poblaciones de su diócesis.
Afortunadamente, estas actividades las pudo llevar a cabo San Antonio María Claret en todas las poblaciones de la diócesis catalana en el año 1844, con excepción de Tortosa, y en años posteriores, en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Carlista, cuando pensaba poder trasladarse a otras provincias españolas, e inclusive que pensaba que podría ser enviado a Francia, lo destinaron a Canarias como su vicario capitular.
Cuando pudo regresar a Cataluña, fundó junto con 5 sacerdotes la Casa-Misión de Vic, que adoptaron el nombre de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, no obstante, a pocos días de la creación de la Orden, le fue notificado que había sido nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba, al cual no pudo renunciar.
San Antonio María Claret fue por un período de 7 años en el cargo, a pesar de lo difícil que le resultó la tarea y de varios intentos de asesinato, y uno de ellos que fue ejecutado por un sicario, lo debilitó más que otros, porque se hizo con una navaja barbera que estaba destinada a su cuello, pero terminó cortándole la mejilla izquierda y el brazo derecho, perdiendo mucha sangre.
Todo lo ocurrido llevó a San Antonio María Claret a plantearse la posibilidad de dejar la isla, pero a petición del Papa, permaneció en Cuba, pero tan sólo un mes después fue llamado con urgencia a Madrid. A su arribo a la capital, la reina Isabel II le hizo comunicar que lo había seleccionado como su confesor personal y permaneció al servicio de la casa real hasta que tuvo que participar en el Concilio Vaticano I.
Cuando el concilio fue interrumpido, San Antonio María Claret ya estaba muy débil de salud y bastante enfermo, por lo que decidió trasladarse hasta una residencia que sus misioneros habían fundado en Prades. Tan sólo meses después, tras haberse tenido que esconder del embajador español en París, San Antonio María Claret murió enlaabadía cisterciense de Fontfroide, cercana a Narbona, el 24 de octubre de 1870.
Su beatificación fue declarada por el papa Pío XI en el año 1934 y su canonización fue declarada por el papa Pío XII en el año 1950.
Junto con San Antonio María Claret, el 24 de octubre el Santoral Católico recuerda también a San Aretas y compañeros, San Evergislo de Tongres, San Fromundo de Coutances, San José Baldo, San José Le Dang Thi, San Maglorio de Dol, San Martín de Vertou, San Proclo de Constantinopla, San Senoco de Tours, Beato José Baldo y Beato Luis Guanella.