Nacida en Portugal, Santa Irene de Tancor tuvo un triste final, al ser asesinada por uno de sus múltiples pretendientes, que no pudo ser capaz de aceptar su rechazo, ya que ella prefirió mantenerse casta a someterse a sus pretensiones. Según la información que manera el Instituto Nacional de Estadística, hoy son más de 116.000 samas las que celebran su onomástico, porque fueron bautizadas con el nombre de Irene, de modo que si conoces a alguna, no se te puede olvidar felicitarlas el día de hoy.
Santa Irene de Tancor
Santa Irene de Tancor, también conocida por el nombre de Santa Irene de Portugal, es un de las santas que se destaca del Santoral del día 20 de octubre. Su historia comenzó como la hija de una acomodada familia de la ciudad de Nabancia, llegando a convertirse en una joven bella e inteligente, despertando la admiración de las demás familias nobles, cuyos hijos se peleaban por tener su atención.
Entre esos pretendientes de familia acomodada estaba Britaldo, quien era el heredero de un señor con mucho poder, y ya había demostrado en múltiples oportunidades que tenía un interés mal sano hacia ella, razón por la cual lo que obtuvo en todas esas oportunidades fue su rechazo, además Santa Irene de Tancor ya había pasado por el proceso de hacer el voto de castidad dentro del procedimiento necesario para entrar en un convento para ser monja.
No obstante, Britaldo, el heredero no fue el único que tenía inclinaciones no recomendables hacia Santa Irene de Tancor, pues también el maestro espiritual de la joven, Don Remigio, sentía algo por ella, quien se había convertido en su joven aprendiz.
Cuando el guía espiritual de Santa Irene de Tancor, Don Remigio, se enteró de las pretensiones de Britaldo tuvo un ataque de celos tal que llegó a poner en el té de la novicia una sustancia para que se hinchara la barriga para dar la impresión de que estuviera embarazada.
Fue mal juzgada por los monjes
Lamentablemente, los monjes se creyeron la mentira, ya que al observar su vientre, pensaron que efectivamente se encontraba embarazada y procedieron a expulsarla de inmediato del convento. Con la tristeza que ellos le produjeron a Santa Irene de Tancor, se retiró a un área apartada en las orillas del río para hacer oración por la injusticia sufrida.
Este momento de tristeza, soledad y alejamiento fue aprovechado por un sirviente del pretendiente noble Britaldo, para atacarla de manera sorpresiva y llegó a apuñalarla, causándole de esta manera la muerte y arrojando su cuerpo al río.
No obstante, el tío de Santa Irene de Tancor tuvo conocimiento de lo que había ocurrido en el convento, y también tenía conocimiento de lo que pretendía Britaldo y se fue hasta las orillas del río Tajo, en las cercanías de un pueblo de nombre Scalabiz, ubicado al norte de Lisboa, y pudo recoger el cuerpo sin vida de su sobrina y tuvo la oportunidad de llevarlo el procesión hasta el monasterio, sitio en el que permaneció incorrupto.
Por esa causa, Santa Irene de Tancor comenzó a adquirir fama de santidad, y debido a todo lo que había ocurrido, para hacerle honor a esta santa martirizada, el pueblo cambió su nombre al de Santarém, que es santa Irene en portugués.
Pero el 20 de octubre no se recuerda solamente a Santa Irene de Tancor, sino que se le rinden honores a otros santos y beatos que fueron un ejemplo de cristiandad para su comunidad, de modo que la lista del Santoral que corresponde al 20 de octubre se completa con los nombres de Santa Aca, Santa Adelina de Savigny, San Aderaldo de Troyes, San Andrés Calibita, San Caprasio de Agen, San Cornelio centurión, San Honorio abad, San Leopardo de Osimo, Santa María Bertila Boscardin, San Sindulfo de Aussonce,, San Vital de Salzburg, Beato Jacobo de Strepa, Beato Jakob Kern y Beata María Teresa de Soubiran La Louvière.