La subida del precio de la luz y la inminente crisis económica que avecina a Europa ha puesto en duda la continuidad del sector avícola. Las granjas de pollos llevan meses tratando de sobrevivir a duras penas a las asfixiantes subidas del coste de producción. Aproximadamente en la última década se han cerrado un total de 170.000 granjas y el principal problema radica en la subida del coste de la luz, pasando de pagar un total de 1.680 euros mensuales a la cifra de 4.200 euros, una subida descontrolada que está afectando gravemente al sector hasta el punto de que cabe la posibilidad de extinguirse en los próximos años.
Los últimos en pedir auxilio han sido la La Unió de Llauradors i Ramaders y la Asociación Avícola Valenciana, que el pasado viernes reclamaron en una reunión con el director general a la Conselleria de Agricultura, Antonio Quintana, que tomara cartas en el asunto con medidas urgentes para sacar a flote a los granjeros. Han recalcado que «a la insostenible subida de los costes de producción que asfixia tanto a los granjeros como a las empresas integradoras». Han dejado claro que los precios establecidos son insostenibles por los profesionales del sector y que están en números rojos.
EL PRECIO DE LA LUZ: LO QUE MÁS PREOCUPA AL SECTOR AVÍCOLA
El precio de la luz sigue en alza y no tiene pinta que en los próximos meses vaya a experimentar una bajada pronunciada. A pesar de las constantes indicaciones por parte del Gobierno sobre el ahorro energético, las granjas de pollos no pueden ahorrar energía. Principalmente, porque necesitan unas condiciones dentro del espacio de trabajo tanto de temperatura, como de humedad muy concretas para mantener con vida a los pollos. Esto se refleja en las facturas de la luz que tienen que pagar religiosamente todos los meses, llegando al punto límite donde este gasto implica entre el 60-70% de lo que cobra un granjero por producir un pollo.
Los problemas financieros por los que atraviesa el sector agrícola no solo ha hecho mella en las granjas de pollos. Las empresas integradoras, encargadas del financiamiento de la materia prima que ofertan los agricultores, han notado la crisis económica, tanto a nivel de transporte, donde los costes se han duplicado en comparación al primer periodo de 2021, como en los bienes necesarios para producir pienso, materia fundamental para las granjas de pollos.
El principal punto que reclama el sector y al que hay que buscar una solución es que los precios no compensan a los agricultores, es decir, la compensación que recibe el productor no amortiza los gastos. Debido a la situación crítica que están atravesando, los granjeros están planteándose parar la producción de este bien primario hasta que se resuelvan los principales problemas, porque no se pueden permitir seguir perdiendo miles de euros al mes y más con el futuro incierto por el que atraviesan.
BAJAR EL IVA DEL POLLO: LA MEDIDA NÚMERO PARA REVERTIR LA SITUACIÓN
Los productores y las empresas integradoras han unido fuerzas para hacer frente a la situación y redactar una serie de medidas que no piden, exigen al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En primer lugar, una reducción del IVA del pollo del 10% al 4% sin reducir el precio del producto, para que el consumidor no tenga represalias directas. Las rebajas fiscales son el punto clave para el resurgir de la avicultura, logrando un aumento del importe que reciben los granjeros y los distintos agentes que participan en el proceso.
No es la única propuesta que han puesto sobre la mesa para cortar de raíz el cierre de las granjas. Han recalcado que es fundamental el cumplimiento íntegro de la Ley de la Cadena Alimentaria, ya que si se sigue a rajatabla lo que dictamina la orden podrían revertir la caída al abismo. Con esto se pondría fin a la venta por debajo del precio de coste de producción, equiparando los precios a los gastos y aflojando las pérdidas de los jornaleros del sector. Desafortunadamente, la distribución al por mayor no ha modificado su cifra, sin tener en consideración la subida del coste de mantenimiento y producción de un producto básico de todas las cestas de la compra.
La última medida pasa por recibir ayudas por parte del Gobierno para mantener vivo y sacar rentabilidad de la producción avícola. De hecho, han puesto en marcha una solicitud para recibir una línea de subsidio para implementar e instalar una red de energía renovable y así aminorar los pagos en la factura de la luz. Dicha medida va de la mano con la variación del modelo energético del sector y erradicar las sanciones y multas por el autoabastecimiento de los propios profesionales y trabajadores. Lo que queda claro es que o se toman medidas urgentes o los pollos se convertirán en un bien exclusivo y las granjas caerán en la quiebra absoluta.