San Francisco de Asís fue el hijo de una familia de gran posición social, pero, a pesar de vivir rodeado de lujos, el paso de los años le hizo entender que su verdadera vocación era ser un simple monje que se dedicaría a predicar las palabras del Evangelio. Según lo que nos informa el Instituto Nacional de Estadística, sólo en España hoy es el onomástico de más de 500.000 caballeros que han sido bautizados con los nombres de Francisco, Francisco Asís o Francisco Assís, y es seguro que conoces a alguno, así que aprovecha la oportunidad para felicitarlo.
San Francisco de Asís
San Francisco de Asís se destacó por llevar una vida totalmente evangélica, predicando el amor de Dios a todos los hombres y llegó a peregrinar hasta la Tierra Santa. San Francisco de Asís nació en la población de Asís, de allí su nombre, en el año 1182, siendo hijo de una familia de gran posición económica.
Esto ha podido saberse porque son muchos los historiadores que han indicado que su madre pertenecía a la nobleza de la Provenza y su padre fue un muy conocido comerciante. Siendo joven, se decidió por llevar un estilo de vida caballeresco tradicional, pagando trovadores y gastando dinero en abundancia, ya que disponía de mucho, con ostentación y de manera pródiga.
No le interesaron ni los estudios ni el negocio de su padre, prefiriendo invertir su tiempo en asuntos banales, aunque se dice que sus costumbres no fueron licenciosas y que siempre demostró generosidad hacia los más necesitados.
Al llegar a los 24 años de edad, tuvo la primera visión mística cuando se encontraba en la Iglesia de San Damián de Asís, que estaba bastante destruido y abandonado. Encontrándose allí, ante una representación románica de Cristo, se dice que pudo escuchar una voz que le indicó ‘Ve, Francisco, repara mi iglesia. Ya lo ves: está hecha una ruina’.
Inmediatamente se fue hasta su casa, agarró unos cuantos rollos de tela de paño del almacén del negocio de su padre, vendiéndolos para que con el dinero obtenido se comenzara la reconstrucción de esa Iglesia, lo que fue duramente criticado por su padre. Un año después, sin más bienes que los que llevaba puestos, dejó su casa para asistir como colaborador en el hospital de los leprosos, y se dedicó a reconstruir templos valiéndose de los materiales que le eran ofrecidos por los ciudadanos.
Se dice que para el año 1209, San Francisco de Asís recibió una segunda llamada, que le indicaba que debía recorrer el mundo haciendo el bien, de modo que se convirtió en apóstol, descalzo y teniendo por vestido una simple túnica, logró una labor evangelizadora encomiable, predicando siempre que la pobreza era un valor cristiano y que era más agradable a Dios llevar una vida sencilla, de acuerdo con los ideales propuestos por los Evangelios.
Los años fueron pasando y logró tener muchos seguidores, gracias a lo cual pudo fundar una Orden Religiosa que hoy es conocida como la Orden de los Frailes Franciscanos, y también pudo fundar una rama femenina de la misma, que recibió el nombre de las Damas Pobres. Compartió sus actividades con la redacción de distintos escrito y epístolas, así como la primera Orden de los frailes franciscanos, que lamentablemente se perdieron en el tiempo.
Aunque todavía se conserva la que ha sido llamada ‘Regla I’ del año 1221, requiriendo la colaboración de Fray Cesario de Spira. También han podido conservarse otros de sus escritos, como como la ‘Regla II’, ‘Admonitiones’ y ‘De religiosa habitatione in eremo’, entre otras.
San Francisco de Asís murió el 3 de octubre de 1226, luego de haber escuchado la lectura de la Pasión del Señor según San Juan. Sus deseos eran que fuera enterrado en el cementerio de los criminales de Colle d’Inferno, no obstante, sus hermanos no cumplieron su voluntad y lo enterraron solemnemente en la iglesia de San Jorge de Asís. Su cuerpo permaneció allí hasta que pasaron dos años de ser canonizado, siendo trasladado en secreto a una Gran Basílica que había sido construida por el hermano Elías.
El 04 de octubre, además de San Francisco de Asís, es el día en que se rinde honores a otros beatos y santos que completan el Santoral Católico que hoy y que son Santa Aurea de París, San Petronio de Bolonia, San Quintín de Turón, Beato Alfredo Pellicer Muñoz, Beato Enrique Morat Pellicer y Beato José Canet Giner.