En el Santoral del 30 se septiembre se destaca a San Jerónimo, quien fue un presbítero que se preocupó por hacer llegar las enseñanzas de Dios contenidas en las Escrituras a los fieles. De acuerdo con las cifras aportadas por el Instituto Nacional de Estadística, son alrededor de 14.000 caballeros los que celebran su onomástico el día de hoy, por lo que si conoces a alguno, que no se te olvide felicitarlo.
San Jerónimo
San Jerónimo fue un hombre dedicado a la vida monástica, conocedor de idiomas, se dedicó a traducir y explicar a los fieles el contenido de las Sagradas Escrituras. Además de presbítero y de ser nombrado doctor de la Iglesia, según los datos que han podido reunirse, nació en Estridón, en la región de Dalmacia, alrededor del año 340.
En su juventud tuvo la oportunidad de estudiar en la ciudad de Roma, y en medio de su vida estudiantil, San Jerónimo pudo acercarse al cristianismo y recibió el bautismo, tras lo cual decidió llevar una vida de asceta y comenzó un camino que lo llevó por el Oriente, en algún lugar del cual llegó a ordenarse como presbítero, llevado a cabo su labor por muchos años, por diferentes caminos, en la búsqueda de un sitio tranquilo, alejado de las grandes ciudades para poder retirarse, pero su andadura lo llevó a tener que regresar a Roma.
A su regreso, San Jerónimo fue nombrado y tuvo que ejercer durante todo su mandato, secretario del trigésimo séptimo papa, Dámaso, desde el año 366 hasta el año de su muerte, que fue el 384. Cuando se terminó su tarea en Roma, nuevamente se encaminó hacia el oriente, a Belén de Judea, donde pudo seguir una vida monástica, dedicándose a la labor de traductor y a tratar de hacer entender a los fieles el significado de las Sagradas Escrituras, actividad que lo reveló como un insigne doctor de la Iglesia.
Llevando una vida con muchos avatares y necesidades, pudo darse cuenta de cuáles eran las carencias de las que adolecía la Iglesia y sus servidores en su tiempo, pero eso no le importó, siempre que pudiera llevar a cabo su labor evangelizadora, ampliando los conocimientos de los fieles sobre el contenido de la Biblia, ganando adeptos y esparciendo las palabras del Señor y recordando siempre la vida y los sacrificios que tuvo que hacer su hijo Jesús. Finalmente, San Jerónimo falleció en la ciudad de Belén, en la actual Israel, en algún momento del año 420.
Pero el 30 de septiembre no se recuerda únicamente a San Jerónimo, sino que hay otros nombres de santos y beatos que completan el Santoral Católico de hoy, ya que son alrededor de 10.000 los hombres y mujeres cuyas vidas y obras merecen ser recordadas por la importancia que tuvieron para la expansión de la fe, entre los que podemos mencionar a San Amado de Nusco, San Antonino de Piacenza, Santa Eusebia de Marsella, San Gregorio el Iluminador, San Honorio de Cantorbery, San Ismidón de Die, San Simón de Crespy, Santa Sofía, Beato Federico Albert, Beata Felicia Med, Beato Juan Nicolás Cordie.