Hoy recordamos a uno de los pilares en los que se apoyó Moisés para poder guiar a su pueblo, después del éxodo del pueblo judío de Egipto hacia la tierra prometida, hecho que sólo pudo lograrse cuando el faraón se vio obligado a liberar a los judíos de la esclavitud después de haber sufrido las siete plagas bíblicas.
San Josué
Toda su vida se encuentra documentada en el Viejo Testamento, y tuvo que reemplazar a Moisés luego de que este muriera, liderando al pueblo de Israel hasta llegar a la tierra prometida por Dios. El Libro de Josué se encuentra incluido en el Deuteronomio, que es el quinto libro del Pentateuco judío. Se cuenta que San Josué fue hijo de Nun y fue designado por Dios como profeta para continuar la tarea que le había sido asignada a Moisés, de modo que el pueblo judío liberado del yugo egipcio y luego de escapar en su dramática huida de las huestes del faraón al cruzar el mar rojo, cuyas aguas fueron separadas por el mismo Dios para que cruzarán, logró llegar a Canaán liderados por Josué.
El nombre Josué tiene origen hebreo y literalmente quiere decir “el Señor es el salvador” y se trata de un nombre que tiene una importante representación en España, porque según los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística, más de 7.400 caballeros han sido bautizados con éste nombre, de manera que hoy es el día de su santo, así que si conoces a algún Josué, que no se te vaya a olvidar felicitarlo por su onomástico.
Lo que se cuenta es que Moisés trabó conocimiento con San Josué cuando estaba siendo azotado por los soldados del faraón, cuando se encontraba de visita de inspección en las obras que los esclavos judíos estaban construyendo, y que mientras más los azotaban, San Josué lo que hacía era sonreír. A partir de allí, San Josué se convirtió en emisario entre Moisés y Nun, y esa fue la manera en la que Moisés pudo conocer la verdad sobre sus orígenes judíos, por ello, cuando Moisés volvió a Egipto, con la misión de liberar al pueblo israelita, rápidamente San Josué, junto con Aarón, el hermano de Moisés, se convirtió en uno de sus principales emisarios, liderando la marcha del pueblo judío hasta Canaán a través del desierto.
Al llegar a la tierra prometida, fallecido Moisés, San Josué tuvo que liderar a su pueblo en muchas de las actividades que tuvieron que realizar para poder asentarse en esas tierras, lo cual incluyó tener que realizar incursiones de tipo militar lideradas por el mismo San Josué en contra de aquellos que se oponían a la llegada de los israelitas.
No obstante la importancia de San Josué, éste no es la única figura que se recuerda el día 01 de septiembre, pues el santoral católico se completa con los nombres de otros beatos y santos que tuvieron mucha importancia para la expansión del cristianismo en el mundo conocido, entre los cuales se encuentran San Arturo de Irlanda, San Constancio de Aquino, San Egidio o Gil, San Gil de Casaio, Sam Leto Cartaginense, San Lupo de Sens, San Prisco de Capua, San Sixto, San Terenciano de Todi, San Vicente Cartaginense, San Vicente de Dax, San Victorio de Le Mans, Santa Abigail Matriarca, Santa Verena, Beata Juana Soderini, Beata Juliana de Collalto, Beato Alfonso Sebastiá Viñals y Beato Cristino Roca Huguet y compañeros.