Las anheladas vacaciones han llegado para quedarse, aunque sea una semana o para una escapada de fin de semana. El sol aprieta en todo lo alto y el calor sofocante insiste en no dar tregua a los termómetros, que sufren con resignación lo que los especialistas llaman ahora “estrés térmico”. Aires acondicionados, ventiladores y todo tipo de sistemas de refrigeración inundan nuestras casas tratando de hacer frente a una suma de grados que no cesa de acentuarse en las grandes ciudades, privadas de pulmones naturales suficientes como para generar un aire sin la pesada carga del fuego que nace del asfalto. Una vez más, la población huye desesperada a las playas para mitigar sus sudores.
Pero además de la costa, también la montaña y las zonas rurales reciben la visita de miles de viajeros que buscan un remanso de paz en el que descansar lo mismo del calor que del mundanal ruido. En efecto, el turismo rural resurge con fuerza durante todo el año como una opción que invita a todo aquel que lo desee a recordar cómo era la vida alejado de ajetreo de la ciudad. Cataluña, tiene una gran variedad de paisaje de montaña con incontables paisajes y pueblos que desprenden encanto por todos sus rincones.
Para quienes estén buscando una escapada rural inolvidable, no deben dejar de leer este artículo.
¿Dónde alojarse?
Encontrar una casa rural en Cataluña ni siquiera es una tarea difícil, aunque tampoco debemos lanzarnos al alquiler de la primera opción que se nos presente. Por suerte para los visitantes, esta región ofrece amplias posibilidades y muchas plataformas en internet que pueden ayudarlos a escoger las que más se adapten a sus preferencias y necesidades. Además, aunque su demanda sea más alta durante el verano la gran ventaja de estos alojamientos es que están disponibles durante todo el año, para escapar unos días con tu familia o amigos.
Aunque toda la región interior de esta comunidad autónoma cuenta con enclaves ideales para el turismo rural, comarcas como Garrotxa o Ripollès tienen un encanto especial que los convierte en la delicia de los visitantes. Sus pueblos y espacios naturales destacan para los amantes de la montaña y harán, sin duda, que quienes las visiten deseen volver en alguna otra ocasión.
Garrotxa
Apenas 29 km separan a esta comarca de Gerona, de Barcelona se encuentra a algo más de 1 hora en coche.
Tan sólo pasear por sus carreteras y caminos abre las puertas de un entorno natural dominado por una orografía ruda y tosca influenciada inevitablemente por la presencia de numerosas formaciones volcánicas. Es conocida como “la tierra de los volcanes”. Podrá encontrar alojamientos con encanto en la Garrotxa, para visitar pueblos con un encanto especial y un envolvente sabor a medievo que le confieren una belleza singular. Además en la zona hay incontables rutas de senderismo, una de las plataformas más populares para encontrar rutas en la zona es Wikiloc.
Pasear por sus bosques mediante sus rutas senderistas, recorrer la comarca amablemente con la bicicleta, disfrutar de un momento íntimo y romántico en pareja mientras la vista se deleita con sus antigüedades arquitectónicas, grabar en la memoria un momento inolvidable con los amigos en un viaje en globo… Todo eso y mucho más es posible disfrutarlo gracias al turismo rural que ofrece Cataluña con comarcas como ésta.
Ripollès
Limitando con la Garrotxa nos encontramos a la otra protagonista de nuestro artículo.
A pesar de su cercanía, su estética natural y su vegetación recuerdan a un tipo de naturaleza más suave y delicada, verde incluso en las épocas más duras del periodo estival. Aunque sus muchas poblaciones pueden acoger amablemente al turismo rural de verano en casas equipadas con piscinas y todo lo necesario. Podrás disfrutar también de una casa rural en el Ripollès en el invierno dónde le recoge un especial atractivo. Sólo sus tres pistas de esquí es un motivo suficiente como para convencer a los amigos o a la pareja de conocer esta zona de Cataluña durante los meses de frío. Además, la imagen de sus parajes nevados y sus ríos y manantiales en plena forma componen un espectáculo digno de postal.
Más allá de la naturaleza, su círculo de poblaciones dispone de una oferta cultural que no debe ser obviada por los amantes de la historia. Conventos, capillas, puentes edificios oficiales y muchas construcciones más nos devolverán de inmediato a un pasado medieval que sigue latente en cada ladrillo de esas construcciones. Además, la tranquilidad y el descanso de su modo de vida conjugan a la perfección con la alegría de sus conocidas ferias y fiestas.