Cuando se trata de beber alcohol y coger el coche, la recomendación es clara: evitar en la medida de lo posible ponerse delante del volante. No solo porque estando ebrio aumentan las posibilidades de sufrir un accidente, y poner así en peligro a propios y ajenos, sino también por el riesgo de cargar con una multa.
Continúa leyendo para descubrir cuándo se da positivo en un control de alcoholemia y cuáles pueden ser las consecuencias para el bolsillo.
1¿Cuáles son los límites permitidos?
La Dirección General de Tráfico (DGT) se ha propuesto terminar de forma significativa con los accidentes de tráfico, y para ello una de sus principales medidas pasa por ser cada vez más inflexible en lo referente a consumir alcohol cuando se va a conducir.
Actualmente los límites establecidos para los conductores son del 0,5 gr/l para los conductores en general, y del 0,3 gr/l cuando se trata de noveles o profesionales. Unas restricciones que no pueden superarse en ningún caso.