Cada día del año, en el Santoral Católico se reconoce la labor particularmente especial que llevaron a cabo determinados individuos para que la fe cristiana se expandiera por el mundo, y uno de esos individuos es San Ladislao de Hungría, quien fue ungido como rey húngaro en el año 1077, y tuvo que enfrentarse a una gran cantidad de revueltas, hasta que por fin, gracias a todos los esfuerzos realizados, logró imponer el cristianismo en una gran extensión del continente.
San Ladislao de Hungría
No sólo se le conoce por haber sido rey de los húngaros, sino por sus amplios esfuerzos por imponer la fe cristiana en su país. San Ladislao de Hungría logró restablecer en sus territorios las normas cristianas que fueron impuestas por San Esteban, logrando de propagar en otras áreas del continente la fe cristiana.
San Ladislao de Hungría, por su estatus de príncipe, tuvo que crecer y ser educado en medio de un ambiente rodeado de intrigas políticas, a las cuáles puedo sobreponerse y llegó a ocupar el trono de Hungría en el año 1077, demostrando desde el primer momento una estricta moral y una austeridad, que acompañó con un cumplimiento férreo de sus deberes religiosos. A todas éstas, y por esas mismas causas, tuvo que hacer frente a múltiples revueltas y trifulcas, las cuales pudo vencer, logrando imponer al cristianismo como la religión de su reino. Fue a solicitud del propio San Ladislao de Hungría, que la Santa Sede de Roma reconoció como cristianos dignos de veneración al rey Esteban I, así como a su hijo Emeric y a Gerardo, que fue obispo y mártir.
La muerte sorprendió a San Ladislao de Hungría cuando iba a comenzar una campaña que se iba a llevar a cabo en los territorios de Bohemia, que es una de las tres zonas que históricamente han integrado del territorio de lo que actualmente se conoce como la República Checa, de modo que hasta su último aliento fue un acérrimo defensor de la cristiandad, es por ello que mereció ser beatificado y santificado, y en Hungría es un figura bastante venerada.
Pero son más de 10.000 los santos y beatos que componen el Santoral Católico, de modo que cada día del año se recuerda a varias figuras importantes que ayudaron a que el cristianismo se esparciera por todo el mundo, o cuyos atributos cristianos sobresalientes así lo justifican, así como aquellos que murieron mártires por causa de la fe. Por eso el 30 de junio también es el día en que recordamos también a San Adolfo de Osnabrück, San Alpiniano de Limoges, San Austricliniano de Limoges, San Basílides de Alejandría, San Bertrando, Santa Erentrudis de Salzburgo, Santa Lucina de Roma, San Marcial de Limoges, San Ostiano de Viviers, Santos Protomártires de la Iglesia Romana, San Teobaldo de Salánica, San Vicente Do Yen, Beato Basilio Velyckovsky, Beato Felipe Powell, Beato Jenaro María Sarnelli y Beato Zenon Kovalyk.