El Santoral Católico no solo recuerda a aquellas figuras que marcaron un hito para la cristiandad hace cientos de años, sino que también se suele recordar a aquellos que modernamente también llevaron a cabo una labor bastante importante para el sostenimiento de la fe, como es el caso de San Josemaría Escrivá Balaguer, quien fue el padre fundador del Opus Dei.
San Josemaría Escrivá Balaguer
Nacido en el año 1902 en la población de Barbastro, en Huesca, con el nombre de José María Julián Marino, se convirtió en sacerdote y durante su carrera eclesiástica llegó a fundar dos prelaturas, la de la Santa Cruz y la del Opus Dei, aunque es más conocido por la fundación de ésta última, a la que se le conoce también simplemente con el nombre de ‘La Obra’. Su familia tuvo que atravesar por muchos problemas de dinero y después de haber perdido a tres hermanas, San Josemaría Escrivá Balaguer tomó la decisión de entregarse a la labor de Dios, por lo que comenzó sus estudios como eclesiástico en la ciudad de Logroño, lugar al que se trasladó su familia para que el padre consiguiera empleo.
Al participar en un retiro espiritual en la ciudad de Madrid, se dice que el 02 de octubre del año 1928, tuvo una visión mística en la que Dios le dio a conocer la misión para la que estaba destinado, siendo esta la causa principal por la que fundó la prelatura del Opus Dei, teniendo como objetivo fomentar un compromiso personal en seguir a Cristo, amar a Dios y al prójimo y estar en constante búsqueda de la santidad durante la vida cotidiana.
Cuando terminó la Guerra Civil, durante la cual San Josemaría Escrivá Balaguer tuvo que trasladarse hasta el área sublevada con el propósito de poder seguir en el ejercicio del sacerdocio, y terminada igualmente la Segunda Guerra Mundial, decidió trasladarse a la ciudad de Roma, desde la cual hizo todos los esfuerzos que pudo por expandir a ‘La Obra’ por todos los rincones del mundo. Esto lo llevó a recorrer medio mundo, ganando seguidores a su prelatura y a sus ideas. Murió en Roma en 1974, siendo beatificado en el año 1992, y elevado a los altares de la santidad el 06 de octubre del año 2002, por el Papa Juan Pablo II, en un memorable acto celebrado en la Plaza de San Pedro, con la presencia de miles de sus seguidores.
La canonización de San Josemaría Escrivá Balaguer, quien en la bula papal correspondiente fue nombrado por el Papa como ‘el santo de la vida ordinaria’, estuvo rodeada de cierta controversia, ya que muchos opinaban que se trató de una canonización muy rápida y que su proceso estuvo lleno de actos irregulares.
San Pelayo de Córdoba
El 26 de junio conmemoramos la muerte de San Pelayo de Córdoba, y según los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística, en España hay alrededor de 5.000 hombres que han sido bautizados con ese nombre. Este santo es recodado porque murió mártir a la temprana edad de catorce años, cuando Aderramán III, el califa musulmán se enamoró de él y el joven totalmente aterrado se rehusó a ser seducido por el califa. El día de su martirio fue un 26 de junio y la pena que se le impuso por despreciar al califa fue la de ser despedazado vivo, desprendiendo sus miembros con tenazas de hierro.
Otros santos y beatos que se recuerdan el 26 de junio en el Santoral Católico son San José María Robles, San David de Tesalónica, San Antelmo de Belley, San Deodato de Nola, San José Ma Taishun, San José María Robles, San Maxencio de Poitiers, Santa Perseveranda, San Salvio, San Superio, San Vigilio de Trento, Beato Andrés Iscak, Beato Andrés Jacinto Longhin, Beata Magdalena Fontaine, Beato Nicolás Konrad, Beato Raimundo Petiniaud de Jourgnac y Beato Vladimiro Pryjma.