Fue conocido de manera coloquial como ‘el padre de la horca’ debido a que tuvo que asistir cristianamente a sesenta y ocho condenados en los últimos momentos de sus vidas, aunque también se le conocía como ‘el consejero de los inciertos’, debido a que pasaba largas horas en el confesionario, asistiendo a sus feligreses. Este día nos da otra oportunidad en el año para poder felicitar a todos los José o Josefa que conozcamos, que en España son muchísimos.
San José Cafasso
En vida, San José Cafasso fue un presbítero dedicado a la formación científica y espiritual de los clérigos, pero es más recordado por su labor de reconciliación de los detenidos y de los condenados a morir con Dios. Nació el 15 de enero de 1811 en la población Castelnuobo Don Bosco, que en aquella época era conocida con el nombre de Castelnuovo d’Asti. San José Cafasso renunció a su carrera eclesiástica para instalarse a vivir en un convento sacerdotal en la ciudad de Turín, sitio en el que pasó de ser alumno a ser maestro en teología moral, aprendiendo a vivir su espiritualidad con austeridad. No obstante, lo que empezó como un propósito de tipo personal, llegó a convertirse en la oportunidad para llevar a delante un apostolado, llevando su consuelo y sus consejos a sesenta y ocho condenados a morir, acompañándolos hasta el último momento de sus vidas y dedicando extensas horas a oír en confesión a todo el que necesitaba de ayuda espiritual, por lo que se convirtió en el consejero de toda clase de personas, tanto del pueblo como personajes ilustres, dándoles el consuelo de las palabras de Dios.
Llegó a ser tan conocido que los presos y los condenados lo reclamaban, para obtener consuelo y pedir la absolución por sus pecados, sintiéndose reconfortados y con mayor fuerza para afrontar los distintos destinos que les esperaban, tanto los que tenían que permanecer encarcelados, como los que habían sido condenados a la muerte, pero también se volvió una figura reconocible por sus conocimientos y sus grandes dotes cristianas, convirtiéndose en el intermediario perfecto entre los pecadores que acudían a él por consejo y la absolución del padre de los cielos. Es por ello que se volvió un personaje tan popular, tanto en las cárceles como en los confesionarios, porque pudo ayudar a bien morir a los pobres condenados a muerte y le mostraba a los que aún vivían el camino de la salvación.
No obstante, el 23 de junio no se recuerda solamente a San José Cafasso, sino que el Cantoral Católico de este día igualmente recuerda a otros santos y beatos cuyas obras y cuyas vidas fueron muy destacadas, por la influencia que tuvieron para el mundo cristiano, entre los que podemos mencionar a Santa Agripina de Roma, San Bilio de Dariórigo, Santa Ediltrudis de Eli, Santo Tomás Garnet, San Walhero, San Zenas de Filadelfia, San Zenón de Filadelfia, Beato Lanfranco de Pavía, Beata María de Oignies, Beata María Rafaela Cimatti y Beato Pedro Jacobo de Pésaro.