El anuncio del cierre de la fábrica de Siro en la localidad zamorana de Toro ha caído como un jarro de agua fría entre sus trabajadores. Estos se quejan de la dejadez de la Junta de Castilla y León para impedir que esto suceda.
Los trabajadores de la fábrica de Siro en Toro aseguran que el cierre definitivo sería «un palo gordísimo» para la zona, después de que la compañía haya anunciado la paralización de la producción en esta planta y en el resto de las que operan en la Comunidad.
«Aquí están empleadas 288 personas que vienen de todo el entorno, de Zamora capital, de otros pueblos e incluso de la parte de Tordesillas», ha explicado la presidenta del comité de empresa, María José de la Iglesia.
Hay que recordar que la decisión tomada por la compañía galletera se precipitó este viernes ante la imposibilidad de cerrar un acuerdo con los socios inversores. Todo, después de que los trabajadores rechazaran el plan de viabilidad.
Con ese contexto como telón de fondo, De la Iglesia ha señalado, que los trabajadores «no han buscado esta situación y no tienen la culpa», por lo que ha apelado a la intervención de las instituciones públicas en aras de evitar que cientos de familias «se vayan a la calle».
De la Iglesia ha apuntado que el comité de empresa toresano se reunirá el martes, 24 horas antes de la reunión que mantendrán los representantes de los trabajadores de la compañía en Castilla y León con el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco: «En principio, le escucharemos y luego le diremos lo que le tengamos que decir», ha indicado la representante del comité.
«La verdad es que vemos un futuro incierto, pero esperemos que las instituciones se impliquen«, ha insistido María José de la Iglesia, que ha reconocido que la posibilidad del cierre «estaba ahí». «Siempre nos habían dicho que, si no había plan de viabilidad, tampoco había inversor, pero esto es como si no te lo acabaras de creer», ha zanjado la representante de los trabajadores de Siro en Toro.