Nos estamos refiriendo a uno de los tres grandes de la evangelización de Inglaterra, pues a San Bonifacio, junto con San Patricio y San Agustín de Canterbury se les debe una enorme labor evangelizadora que llevó a la conversión al cristianismo de las tribus que habitaban las islas británicas, Irlanda y las tribus germanas.
San Bonifacio
Si a San Patricio se le atribuye la evangelización de Irlanda, y a San Agustín de Canterbury la de Inglaterra, San Bonifacio hizo lo propio en Germania, hoy Alemania. Se dice que San Bonifacio nació en la población de Crediton, lo que hoy constituye el condado británico de Devon, y que desde muy temprana edad expresó que su vocación verdadera era la de convertirse en monje y consagrarse a la vida religiosa, esto incluso en contra de lo que su padre tenía pensado para él. Por causa de su vocación, San Bonifacio viajó a la ciudad de Roma durante el año 718, según recogen los registros que se tienen, y ya ordenado, recibió la asignación de evangelizar y convertir al cristianismo a las tribus paganas que habitaban lo que entonces era conocido como Germania, bajo las órdenes del Papa Gregorio II y del Papa Gregorio III.
La labor llevada a cabo por San Bonifacio rindió tantos frutos que logro casi la completa evangelización de las tribus germánicas, logran su conversión al cristianismo, lástima que siglos después la reforma de Lutero hiciera que gran parte de Alemania se separara de la Iglesia de Roma, aunque, para ser justos, Lutero tuvo razones más que suficientes para clavar su manifiesto en las puertas de la Catedral, debido a lo que él consideró como la absoluta degradación de la Iglesia y la perversión en que habían caído las enseñanzas de Cristo y de su padre.
En su labor evangelizadora, San Bonifacio recorrió las regiones de Turingia, Hesse y Frisia, después de lo cual fue ascendido al cargo de Obispo, pero no se durmió en los laureles y continuó su trabajo evangelizador, en las tierras hoy alemanas, siendo reconocido su éxito y ascendido al cargo de Arzobispo por el Papa Gregorio III. Llegó a la provecta edad de setenta años, y podría haber continuado con su labor, de no haber sido asesinado a su paso por Flandes, en una población que se encuentra a tan sólo cuarenta kilómetros de las playas de Dunkerque, en las que ocurrieron unos acontecimientos, por demás extraordinarios, durante la Segunda Guerra Mundial, y quien sabe si por la intercesión milagrosa de San Bonifacio.
Aunque San Bonifacio es una figura que representó mucho para la dispersión de las palabras y enseñanzas de Jesucristo en el mundo cristiano, todos los 05 de junio el santoral católico se completa con el recordatorio de otros beatos y santos que también tuvieron vidas u obras memorables, que sirvieron de inspiración para toda la cristiandad, entre los que se encuentran el Beato Fernando de Portugal, San Doroteo de Tiro, Santos Eoban y compañeros, San Eutiquio de Como, San Franco de Assergi, San Ilidio de Arvernia, San Pedro Spanò, Beato Pacífico Ramati y Beato Sancho de Córdoba.