Originalmente conocido como San Guillermo de Gelona, fue nombrado primer conde de Tolosa por el propio Emperador Carlomagno, mientras que San Germán realizó una gran labor eclesiástica como Obispo de París. Y es que con más de 10.000 santos y beatos, cada día del año el santoral se encuentra confeccionado con varios nombres, de los cuales hemos querido destacar a los dos que hemos nombrado.
San Guillermo de Tolosa
Se le adjudicó el apelativo de Tolosa, en realidad era de Gelona, que fue el nombre católico con el que se le adjudicó el nombramiento de santo por la Iglesia de Roma, debido a que junto con otros hermanos monjes, fue el fundador de la abadía benedictina de Saint-Gilhem-le-Dèsert, en lo que era conocido como el departamento de Hêrailt en Francia. Además, resulta que San Guillermo de Tolosa no sólo era conde de Tolosa sino también Duque de Aquitania, y la razón de ello es que era primo del mismo Emperador Carlomagno, rey de los francos, de modo que procedía de una familia de la aristocracia. Su principal labor a favor de la corte de Carlomagno fue la de ser su paladín o luchador, por la honra del imperio y de su rey.
San Germán de París
Llegó a ser el Obispo de dicha ciudad. Su ordenación como sacerdote, a la edad de 34 años, fue de la mano de San Agripino de Autun, y pronto se convirtió en el Abad de Saint Symphorien, que queda muy cerca de la localidad del mismo nombre. De acuerdo con los registros que han podido encontrarse, San Germán de Tolosa este santo tenía una devoción importante por el trabajo para beneficiar a los más necesitados, enfermos y pobres. La cosa llegó a un punto en el que las propias monjas de su convento llegaron a revelarse frente a él, cuando pensaron que San Germán de París le iba a dar a los pobres todo lo que ellas tenían.
Ejerciendo el cargo de Obispo de París, llevó a cabo una importante labro en la corte del Rey Childeberto I y tuvo que asistir al tercer y al cuarto concilio de París, que se llevaron a cabo en los años 557 y 573, así como también tuvo que asistir al segundo Concilio de Tours, que se celebró en el 566. Su participación en ellos fue muy importante para el impulso de las reformas eclesiásticas y la manera de vivir y de trabajar por los pobres en Francia y para las la forma en que eran administrados los monasterios y se participaba de la vida monástica por sus miembros.
Además de San Guillermo de Tolosa y de San Germán de París, el 28 de mayo es el día en que también recordamos a San Carauno de Chartres, Santa Helicónides, San Justo de Urgel, San Pablo Hanh, Santa Ubaldesca, Beato Antonio Julián Nowowiejski, Beato Herculano de Piegaro, Beato Ladislao Demski, Beato Lanfranco de Canterbury, Beata Margarita Pole y Beata María Bartolomea Bagnesi.