Tal como hemos indicado en otras oportunidades, los días del año no alcanzan para honrar a un solo santo o beato, por ello, cada día del santoral católico honramos la vida y la sobras de grandes hombres y mujeres que se convirtieron en santos por sus virtudes y sus grandes valores cristianos. Y no es para menos, ya que son más de 10.000 cuyas contribuciones a la expansión del cristianismo fueron tan relevantes, por eso, hoy recordamos a San Felipe Neri.
San Felipe Neri
Ciertamente, los Felipes tienen por costumbre celebrar su onomástico el día 03 de mayo, debido a que es el día en que el santoral católico honra a San Felipe Apóstol, no obstante, y según las cifras que maneja el Instituto Nacional de Estadística, son más de cuarenta mil hombres los que en España han sido bautizados con ese nombre, pero el 26 de mayo tenemos otra oportunidad para felicitarlos, porque es el día en que celebramos a San Felipe Neri, quien es recordado por haber fundado el oratorio de Roma siendo presbítero. Cuando era niño, sus padres lo enviaron a vivir con un pariente por vía paterna, quien tenía muchas riquezas, pero San Felipe Neri llegó a la conclusión de que la riqueza no era lo que le traía dicha a su alma, así que decidió irse hasta la ciudad de Roma con lo que tenía puesto. Al llegar a la ciudad, tuvo la suerte de ser acogido por un funcionario de aduanas Florentino, con el que hizo el trato de tener alojamiento y manutención por los servicios de darle la educación necesaria a sus hijos.
Estando en Roma, pudo darse cuenta de que la Iglesia de Cristo no estaba en su mejor momento, y había sido dominada por la indiferencia, mientras el pueblo de Roma parecía que se había alejado de la religión, de modo que dedicó toda su vida a la labor de volver a evangelizar a Roma. Mediado el siglo XVI, pudo trabar conocimiento con el santo español San Ignacio de Loyola, y lo siguió hacia el continente asiático como misionero, no obstante desistió de esta tarea, porque pensó que su labor era más importante en Roma.
Se ordenó como sacerdote en el año 1551, y aunque fue muy confrontado por otros, continuó su valor evangelizadora, lo que molestó a muchos conformistas, que lo denunciaron en el año 1559 como supuesto propagador de nuevas sectas, causa por la que fue perseguido, hasta que pudo ser demostrado que era inocente por un tribunal eclesiástico.
Luego regresó a Asia, donde había ayudado a crear la Hermandad del Pequeño Oratorio, que ya no era tan pequeña, y que en el año 1575 tuvo que ser reconocida como orden por el Papa Gregorio XIII. Pasó por varias enfermedades y dolencias, recibió la extremaunción catorce días antes de fallecer, justo el día anterior a su muerte incluso su médico tratante lo encontró muy mejorado, pero San Felipe Neri dijo: “Qué alegría me llevé cuando me dijeron: ‘vamos a la casa del Señor’”. Eso fue un 26 de mayo, y su fallecimiento ocurrió esa misma noche. Su beatificación se llevó a cabo en el año 1615 y fue canonizado al transcurrir tan sólo 7 años. Los restos de San Felipe Neri son conservados en la Chiesa Nuova o Iglesia Nueva.
Ahora bien, como son tantos los ejemplos de pureza y cristiandad, el 26 de mayo también honramos las obras y la vida de Santa Mariana de Jesús de Paredes, a quien llaman la Azucena de Quito, San Andrés Kaggwa, San Berengario de Saint-Papoul, San Desiderio de Viena, San Eleuterio (papa), Santa Felicísima de Todi, San Fugacio, San José Chang Song-jib, San Lamberto de Vence, San Pedro Sanz y Jordá, San Ponciano Ngondwe, San Prisco, San Simetrio de Roma, Beato Andrés Franchi y Beato Francisco Patrizi.