Hoy la Iglesia Católica recuerda la vida de uno de sus hombre ilustres, un patriarca que llegó a convertirse en Papa y que falleció encarcelado, después de haber renunciado a su cargo, por causa de que quería llevar una vida como asceta.
San Pedro Celestino
San Pedro Celestino, nacido como Pedro Angeleri de Morone, llegó a ocupar el trono de la Santa Sede por muy pocos meses en el año de 1294, fue un hombre de muchísima fe, y aunque se sabe que nació en Italia, se desconoce en qué lugar de ese país nació, ya que ello va a depender de la fuente que consultemos, porque no se han puesto de acuerdo, lo que ha podido conocerse es que San Pedro Celestino, llegó a tomar los hábitos a una edad bastante temprana, ingresando a un monasterio benedictino, en el que rápidamente se destacó por una profunda vocación espiritual, por causa de la cual llegó a pasar luego unos años en absoluta aislamiento, dentro de una cueva que se encuentra en el Monte Morrone, que es una formación rocosa, que se ubica en la zona italiana de Abruzos.
San Pedro Celestino fue un buscador de Dios, quien logró distinguirlo entre el silencio y contemplando la belleza de la naturaleza, que para él era la dimensión más favorable para poder contemplar al Creador y eso le permitía poder servir a los hermanos. Una fuente cita que nació de una familia campesina en la población de Isernia en el año 1215, siendo el penúltimo de doce hijos. Se quedó huérfano de padre a temprana edad, y fue enviado por su madre para que iniciara sus estudios eclesiásticos. Rápidamente fue atraído por la vida monástica, ingresando en la Orden benedictina.
Gracias a la experiencia adquirida en su vida como eremita, se decidió a fundar la Orden de los Frailes Celestinos, que luego se convertiría en una congregación de tipo monástico que forma parte de la Orden de los Benedictinos. Alcanzó tanta fama en vida este santo, por causa de sus milagros y sus visiones, que la Iglesia tomó interés en él, para que fuera el sucesor del papa Nicolás IV, y fue nombrado papa, pero este fraile permaneció muy poco tiempo en el cargo, por causa de que quiso retomar nuevamente su vida de eremita, lo que resultaba imposible, y aún lo es, porque no es posible delegar las funciones del Gobierno de la Santa Sede en otro individuo.
Lo que se recoge en los archivos que se conservan es que San Pedro Celestino falleció antes de poder hacer realidad sus deseos, porque mientras trataba de huir y refugiarse en Grecia, en definitiva fue metido a la cárcel, en donde meses después murió.
Ahora bien, el 19 de mayo no solamente recordamos a San Pedro Celestino, sino que se recuerda a otros santos y beatos que realizaron labores que fructificaron e hicieron que la fe católica se propagara por el mundo, así que el día de hoy también se celebra a San Ivo, San Adolfo de Arras, San Crispín de Viterbo, San Dunstán de Canterbury, San Teófilo de Corte, San Urbano I papa, Beata Humiliana de Florencia, Beata María Bernarda Bütler, Beato Agustín Novelli, Beato Juan Bautista Javier Loir, Beato Pedro Wrighy y Juan de Santo Domingo Martínez.