Ciertamente, los más de 45.000 hombres que en toda España se llaman Domingo, según el Instituto Nacional de Estadística, normalmente celebran su santo el día 8 de agosto, que es el día de Santo Domingo de Guzmán, pero, la fecha de hoy es otra oportunidad más para que los felicites, porque hoy recordamos a Santo Domingo Savio.
Santo Domingo Savio
Aunque su vida fue muy corta, se ganó el respeto y la admiración de todos los que lo conocieron, tanto que la propia Basílica de María Auxiliadora de Turín solicitó que los restos de este santo que murió con apenas quince años de edad, fueran trasladados hasta su interior. En vida, Santo Domingo Savio fue un acólito y un fiel seguidor de la doctrina de Jesús. Fue el mayor de los cinco hijos que tuvo un matrimonio muy humilde de Riva Presso Chieri, una población ubicada en la zona italiana del Piamonte. Solía asistir de manera asidua a misa y desde que llegaba temprano a la iglesia, muchas fueron las ocasiones en las que tuvo que esperar de rodillas, hasta que por fin el sacristán abría sus puertas.
El día que Santo Domingo Savio decidió confesarse por primera vez, antes de ello se reunió con su madre y le pidió que lo perdonara por todos los sinsabores que pudieron haberle provocado sus “defectos infantiles”, y cuando le llegó la oportunidad de hacer su primera comunión, pudo redactar un propósito que hoy es muy conocido entre sus seguidores, dejando muy claro cuál era su pensamiento: “Prefiero morir antes que pecar”.
San Domingo Savio fue contemporáneo de San Juan Bosco, el muy conocido fundador de la Orden de los Salesianos. Su primer encuentro con San Juan Bosco fue cuando tan solo contaba con doce años y le pidió a éste que fuera admitido de forma gratuita en el colegio de los niños pobres que él regentaba. Para tomar su decisión definitiva, San Juan Bosco le entregó un libro y le solicitó que se aprendiera de memoria un capítulo entero. Al poco tiempo, el niño volvió a encontrarse con San Juan Bosco y le recitó todo el capítulo, por lo que se aseguró su aceptación en el colegio. Se dice que las palabras de San Domingo Savio hacia su maestro fueron “Usted será el sastre, y yo seré el paño. Y juntos haremos un buen traje de santidad para obsequiárselo a nuestro señor”.
De Santo Domingo Savio se recuerdan sus buenas cualidades, sobre todo la obediencia. Se dice que un día confesó que había escuchado conversaciones malas alrededor de un poso en el que se iba a bañar, ya que su familia no poseía una bañera en su casa y que, aunque hiciera calor, dejó de ir al pozo a refrescarse porque así se lo había ordenado su confesor. San Juan Bosco llegó a decir que si no hubiera hecho caso de lo que le había ordenado su confesor, no habría podido llegar a ser santo.
Se dice que Santo Domingo Savio fue capaz de hacer la paz entre dos amigos que se iban a pelear con piedras. Su fama era conocida hasta por la madre de San Juan Bosco, Margarita Occhiena, quien decía que era un niño piadoso y alegre entre los alumnos de la escuela Salesiana, siempre dispuesto a brindar su ayuda, y no que no había estudiante que se le asemejara en santidad y virtud.
Cuando todavía no había cumplido los quince años, Santo Domingo Savio empezó a toser bastante, incluso los médicos le recomendaron que dejara de ir al colegio, esto entristeció tanto a San Juan Bosco que llegó a contratar a otros médicos para que le hicieran una evaluación. Lo que los médicos le dijeron fue “el alma de este muchacho tiene unos deseos tan grandes de irse con Dios que su débil cuerpo ya no es capaz de contenerla. Este jovencito se muere de amor a Dios”. Falleció sin cumplir los quince años. Dos días después se le sepultó en el cementerio de la localidad de Mondonio, pero años después, el propio Obispo de Turín ordenó que su cuerpo fuera trasladado a esa ciudad. Los habitantes de Mondonio no querían acatar la orden y se tomaron turnos para vigiar el cementerio e impedir que se llevaran el cuerpo de Santo Domingo Savio.
En el año 1914, la Iglesia solicitó la intervención de las autoridades, hasta que sus restos pudieron ser trasladados hasta la Basílica de María Auxiliadora en Turín, donde su tumba puede ser visitada. Su beatificación se llevó a cabo el 5 de marzo de 1950, siendo Papa Pío XII, y él mismo lo canonizó cuatro años más tarde.
No obstante ser el día de San Domingo Savio, el 06 de mayo también se recuerda a otros santos y beatos, de los cuales podemos mencionar a Santa Benita de Roma, San Eadberto, San Lucio de Cirene, San Petronaco, San Protógenes, San Venerio de Milán, Beata Ana Rosa Gattorno, Beato Bartolomé Pucci-Franceschi y Beata María Catalina Troiani.