El portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso, Edmundo Bal, se ha mostrado partidario de restringir al máximo las actividades extraparlamentarias de los diputados para que el escaño sólo pueda ser compatible con la enseñanza universitaria o con impartir conferencias e intervenir en medios de comunicación.
Actualmente, y con autorización del Congreso, son numerosos los diputados que compaginan la actividad parlamentaria con el ejercicio de la abogacía u otras actividades privadas, pese a que la Ley Electoral habla de «plena dedicación» al cargo.
Edmundo Bal, que llegó a la política tras años en la Abogacía del Estado, asegura que para él fue «una auténtica sorpresa» ver que en el Congreso se tiene «compatibilidad para prácticamente todo el trabajo por cuenta propia, no para el trabajo por cuenta ajena«, mientras que él, como funcionario público, sólo podía ejercer como abogado del Estado.
«Y ahora, como diputado, puedo montar un despacho abierto al público, por cuenta propia, darme de alta en el régimen de autónomos, y me pongo a llevar pleitos contra el Estado. Es que esto me parece una cosa muy sorprendente», afirma.
Bal contrasta la aplicación «rigurosa» de las incompatibilidades a los funcionarios con la flexibilidad que se tiene con los altos cargos de la Administración, «que luego bien que ingresan en consejos de administración de empresas o se hace un poco la vista gorda respecto a esa incompatibilidad que rige en los dos años siguientes al cese de no poder ejercer cargos que tengan que ver con lo que han ejercido«. «Se podría hablar largo y tendido de las puertas giratorias de los altos cargos», sugiere.
Pero, en todo caso, en la actividad parlamentaria se muestra «absolutamente partidario» de que un diputado tenga dedicación exclusiva al ejercicio de esta función con la única excepción de dedicarse a la enseñanza o dar conferencias. «Yo es que tengo tanto trabajo y me paso tantas horas en el Congreso que creo que ni siquiera esto me daría la vida para poder hacerlo«, comenta.