La ex asesora de Podemos Dina Bousselham negó durante su declaración como testigo del pasado 15 de marzo que fuera usada con fines políticos en el contexto de la investigación judicial sobre el recorrido que tuvo su tarjeta telefónica desde que le robaron el móvil en 2015 hasta que parte de la información que contenía apareció publicada. «Rotundamente no», dijo.
Así de tajante se mostró Bousselham al contestar a la acusación popular ejercida por Vox, cuya abogada quiso saber si la testigo apreció en algún momento que podía «ser instrumentalizada y ser utilizada políticamente», según el audio de la declaración de ese día.
Sí manifestó que fue «asesorada» por el equipo jurídico de Podemos desde que denunció el robo del teléfono móvil en una comisaría de Alcorcón, puesto que «estaba trabajando en la organización política».
La letrada de Vox incidió para averiguar con qué abogados en concreto estuvo en contacto Bousselham, a fin de llenar algunas «lagunas» en las primeras denuncias, algo que la testigo no precisó, si bien ante la insistencia de la acusación popular el juez instructor frenó esa vía de interrogatorio.
«Es que aquí no estamos en un ‘fishing’, no estamos pescando a mar abierto. Yo no puedo consentir que se hagan preguntas que no están centradas en lo que estamos ahora mismo», acotó el titular del Juzgado Central de Instrucción Número 6, Manuel García Castellón.
«NADA QUE PERDONAR A IGLESIAS»
Parte central del testimonio de Dina fue determinar a quién concedía su perdón, en términos penales, por el presunto delito de descubrimiento y revelación de secretos, una cuestión que plantearon tanto el fiscal Miguel Serrano como el magistrado.
Serrano puso sobre la mesa los nombres de los periodistas de la extinta Interviú Alberto Pozas y Luis Rendueles, a quiénes les llegó la mini SD y, al ver su contenido, se la habrían entregado a Iglesias sin publicar nada. «Pero el tema es que no solamente ellos tuvieron esa tarjeta en su poder, sino que también la tuvo el señor Iglesias durante un tiempo», indicó García Castellón.
Bousselham espetó que «no son comparables». «Los señores Pozas y Rendueles es que son dos desconocidos para mí», manifestó. Y, en cambio, anudó, «el señor Iglesias contaba con mi confianza, formaba parte de mi núcleo de confianza». En este sentido, contó que hasta podían acceder a sus respectivos dispositivos, como móviles y tabletas.
«Es que el señor Iglesias no me ha cometido ningún delito», asentó. «No tengo nada que perdonar al señor Iglesias y mucho que reprochar a los señores Pozas y Rendueles», remachó.
Incluso sostuvo que los informadores habían tenido una «actitud machista» porque le dieron la mini SD a Iglesias en vez de a ella. «Perdóneme pero yo, señor de la calle, si veo a un político conocido sé que es fulano de tal. Si yo la veo a usted no sé quién es y no tengo manera de ponerme en contacto con usted», enmarcó el instructor, que añadió: «Yo no estoy saliendo en defensa de ellos, pero a mí si me llama alguien la atención es el político».
Después de varios intercambios al respecto, Bousselham reiteró que seguía «viendo el gesto un poco machista», lo que llevó a que el juez le recordase que el propio Iglesias dijo en sede judicial que se guardó su tarjeta para protegerla. «Tan machista será una cosa como la otra», repitió García Castellón. «Pues esa es su aclaración y yo lo entiendo», finiquitó la ex asesora de Podemos.
LA TARJETA NO SE «AUTODESTRUYE»
Otro eje de la declaración de Bousselham versó sobre de quién, cuándo y en qué estado recibió la tarjeta telefónica. Se enteró de que estaba en poder de otras personas cuando la información apareció publicada en otro medio. «Me llama el señor Iglesias para decirme que esa información viene del móvil robado», relató. Y «a raíz» de esas publicaciones en la prensa digital, se la devolvió. «No recuerdo exactamente la fecha», comentó, aunque apuntó al «verano de 2016».
García Castellón puso el foco en cómo recibió la mini SD, dado que en una primera declaración respondió que dañada y en la segunda aseguró que cuando Iglesias se la entregó pudo ver algunos archivos. Bousselham verificó esta última versión, describiendo que, una vez visto que funcionaba, la metió en un «cajón» y cuando volvió a intentar revisar el dispositivo, tiempo después, ya no fue posible.
En este punto, el juez cuestionó la «hipótesis» ofrecida por la testigo. «La que ahora nos da rectificando y ratificando a mí me hace tener más dudas. Lo digo con todo sentimiento de sinceridad», expresó García Castellón.
La propia Bousselham se disculpó por no haberse «explicado con claridad» previamente y afirmó que fueron «una serie de contextos» los que la llevaron a que en anteriores declaraciones respondiese «cosas sin sentido» al no entender las preguntas que le formulaban y por la presión mediática que, ha denunciado, sufrió.
En este contexto, el magistrado recalcó el hecho de que recibir una tarjeta que funcionaba y que la misma dejase de funcionar de forma espontánea era «extraordinario». «Lo entendemos cualquiera, incluso los que no sabemos de informática», completó.
En consecuencia, instó a Bousselham a que aclarase «más» sobre el origen de los daños que sufrió la mini SD porque su explicación no tenía «sentido». «Con la tarjeta sola no pasa como en Misión Imposible que de autodestruye», ilustró.
Ante los requerimientos del magistrado, la otrora consejera ‘morada’ señaló que la tarjeta fue muy «manoseada» después de haber vivido numerosas mudanzas. «No lo sé, es mi hipótesis, desconozco por qué ha sucedido», reconoció, apostillando que en una ocasión anterior un ‘pendrive’ de su propiedad también dejó de funcionar de un día para otro.
«Pero no es tanto dejar de funcionar como que estaba destruida (…) Reconozca usted que no me da una explicación lógica», inquirió el instructor. «Yo no sé por qué deja de funcionar, se estropeó sin más, como le puede ocurrir a cualquier ser humano en el mundo», contestó ella.
DOCUMENTOS «CONFIDENCIALES»
En cuanto al contenido de la mini SD, aunque no haya podido recuperarse, Bousselham detalló que había informes internos de Podemos, números de cuentas bancarias de Iglesias, información personal del ex vicepresidente del Gobierno y su agenda política. Una cosa confidencial«, glosó.
Serrano ahondó para establecer si esos documentos habían podido trascender a medios de comunicación antes del citado robo, algo que Dina negó: «No, en absoluto, son documentos de trabajo confidenciales que no se salen del ámbito laboral».
En concreto, mencionó una fotografía que solo estaba en su teléfono móvil y que, sin embargo, apareció «publicada y recortada» en una de las noticias aparecidas en prensa.