Terminada la semana santa, el día de hoy celebramos a otro santo español que nunca abjuró de sus creencias cristianas, quien llegó a decir de Mahoma que no era ningún profeta, sino un demonio, un hechicero, un adúltero, un mentiroso y un instrumento del demonio.
San Perfecto de Córdoba
Siguiendo la costumbre paleocristiana de conmemorar la vida y las obras de los santos católicos en el día de su fallecimiento, recordamos a los santos mártires que fueron un instrumento muy importante para la propagación de la palabra de Jesús, y uno de esos casos es el de San Perfecto de Córdoba, quien nació en esa ciudad y falleció como cristiano martirizado en lo que fue el Emirato de Córdoba. San Perfecto de Córdoba nació de padres cristianos, conocía y dominaba el idioma árabe y recibió instrucción como sacerdote, siendo vinculado a la Iglesia de San Acisclo, en la cual se ordenó, en medio de una tierra que estaba dominada por las musulmanes asentados en la península ibérica.
Ciertamente, las tres grandes religiones monoteístas, judaísmo, islam y cristianismo, convivían en el territorio del al-Ándalus, durante el siglo IX tuvo lugar una época en la que las autoridades islámicas comenzaron a volverse intransigentes respecto a las otras dos religiones, por lo que se comenzó una persecución en contra de los cristianos. San Perfecto de Córdoba era conocido por sus actividades como sacerdote y fue apresado por las autoridades del Emir, durante era época, y se le quiso obligar a renunciar a su fe en favor del Islam y de Mahoma, pero San Perfecto de Córdoba no renunció a sus creencias cristianas, y además declaró que Mahoma no era otra cosa que un instrumento del demonio, ya que fue un hechicero, que cometió adulterio y que mintió de manera habitual.
Por supuesto, ante estas declaraciones, su castigo no se hizo esperar, siendo acusado de traición, y fue condenado a ser ejecutado en las orillas del río Guadalquivir un 18 de abril, según cuentan las crónicas. El lugar en concreto en el que fue ejecutado, comenzó a ser llamado el campo de la verdad, debido a que muchos mártires fueron degollados en ese lugar.
Se dice que San Perfecto de Córdoba tuvo el dudoso honor de ser el primero de los mártires cristianos que causaron la persecución iniciada por Abd al-Rahman II, quien era el emir de al-Ándalus, y fue hijo y sucesor de Al-Hakam I, el año 850. De hecho, San Eulogio que fue contemporáneo de San Perfecto de Córdoba, comienza su obra “Memorial de los Mártires” con el relato del martirio de San Perfecto de Córdoba.
El 18 de abril no se celebra únicamente a San Perfecto de Córdoba, sino que también se recuerda a otros tantos beatos y santos que fueron martirizados o cuyas vidas fueron un ejemplo para toda la cristiandad, entre los que se encuentran Santa Antusa, Santa Atanasia, San Elpidio, San Eusebio de Fano, San Galdino, San Hermógenes, San Juan Isauro, San Molasio, San Pusicio, San Ursmaro, Beato Andrés de Montereale, Beato Andrés Hibernón, Beato Idesbaldo de Brujas, Beato José Moreau, Beata María de la Encarnación Avrillot, Beato Román Archutowski y Beata Sabina Petrilli.