El jueves santo es el día que cierra la cuaresma en la semana santa, a partir del cual comienza la celebración de la Pascua, y en jueves sato la Iglesia Católica conmemora uno de los momentos más importantes de la liturgia que es el nacimiento de la Eucaristía, pues según los evangelios católicos, es el día en el que se celebró la última cena y la ceremonia del lavatorio de pies por parte de Jesucristo a sus discípulos. Es el momento en que Jesús brinda su sangre y su carne en la última cena con sus apóstoles y les dice que uno de ellos le va a traicionar. Pero en esta fecha, también conmemoramos la celebración de la vida de una santa, de la que se ha dicho que en vida fue un prodigio del sufrimiento humano y de una paciencia heroica.
Santa Lidia de Schiedam
Santa Lidia de Schiedam es la santa patrona de los enfermos que padecen dolencias crónicas, quienes mientras se encuentran sufriendo de sus respectivas condiciones, realizan las actividades y rituales necesarias para poder redimirse de los pecados que hayan cometido. Sus enemigos romanos llegaron a ensalzarla como un ejemplo de paciencia y de sufrimiento de los seres humanos.
Se dice que esta santa nació en la ciudad de Schiedam, en los Países Bajos, y se cuenta que fue bautizada con el nombre de Liduvina, aunque llegó a ser llamada por los nombres de Lidvina, Ludivina o simplemente Lidia, como nosotros la conocemos. Teniendo apenas 15 años de edad, tuvo que sufrir el peor instante de su vida, lo que la marcó para siempre. Mientras Santa Lidia de Schiedam se encontraba patinando en un lago helado con sus amigas y al chocar contra una de ellas, se cayó al piso helado, fracturándose una costilla.
La fractura fue tan grave que tuvo que permanecer acostada en su cama sin moverse. Esta condición se prolongó por mucho tiempo, así que pasó el tiempo cambiando de camas, ayudada por sus seres queridos y se probó con ella todo tratamiento o cura existente, pero ninguna tuvo efectos. Llegó a decirse que Santa Lidia de Schiedam llegó a sufrir, mientras estuvo en la cama, de la enfermedad de ergotismo o llamada también fuego sagrado. Así tuvo que sufrir por muchos años, teniendo que hacerle frente a otras dolencias que la afectaron, como la peste bubónica, lo que en más de una ocasión la llevó a querer rendirse.
Llegado el día en que su organismo no soportó más castigos y dolores, modificó su manera de pensar y dándole vuelta a la situación, llegó a la conclusión de que lo que estaba experimentando en realidad era un martirio, como el que le había sido infligido a muchos otros fieles mártires antes que a ella. Por eso se convirtió en ejemplo para sus contemporáneos cristianos y hasta se llegó a componer una oración para ella que reza “Santa Liduvina alcánzanos de Dios la gracia de aceptar con paciencia nuestros sufrimientos como pago por nuestros pecados y para conseguir la conversión y salvación de muchos pecadores”.
Modernamente, se ha llegado a la conclusión de que el suyo fue el primer caso documentado de esclerosis múltiple. Mientras sufría postrada en su cama, comenzó a practicar el ayuno y llegó a tener fama de ser una mujer santa que curaba enfermedades. Así permaneció durante 34 años, hasta que finalmente falleció sin poder recuperarse, a la edad de 53 años.
El 14 de abril, no sólo celebramos a Santa Lidia de Schiedam, sino que también es el onomástico de otros santos y beatos, como San Asaco, San Benito de Avignon, San Bernardo de Tiron, San Frontón, San Juan de Montemarano, San Lamberto de Lyon, San Pedro González Telmo, Santa Tomáide y Beata Isabel Calduch Rovira