El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha pedido al embajador mexicano en España, Quirino Ordaz, que «trabaje duro» para «fortalecer la unidad» entre ambos países, después de que el mandatario propusiera una «pausa» en las relaciones bilaterales.
A través de su cuenta en la red social Twitter, Ordaz ha detallado que, en una reunión con el mandatario mexicano, este también le ha pedido «fortalecer la promoción de la inversión» entre los dos pueblos.
Ante la prensa, el embajador, al que el Gobierno español le dio finalmente el visto bueno a finales de febrero, ha detallado que la reunión con López Obrador se extendió poco más de una hora y ha informado de que viajará a Madrid para comenzar a trabajar «en los próximos días».
Ordaz ha precisado que el mandatario mexicano le ha pedido «mucho trabajo en la unidad, entre el pueblo español y el pueblo de México» y ha indicado que «le parece que es una buena oportunidad» para «estrechar, trabajar muy duro, promover mucho la inversión» y «seguir fortaleciendo la relación cultural.
«Es realmente un vínculo histórico el que tenemos, muy grande, muy amplio con España, más de 500 años, y creo que tenemos que seguir buscando eso, trabajando muy de la mano», ha dicho, según ha recogido el diario mexicano ‘Milenio’.
El Senado de México ratificó a Ordaz el pasado 8 de marzo, completando así el proceso de nombramiento, que se había alargado tras retrasarse la concesión del plácet. Se había especulado con que el retraso en el visto bueno por parte de España se podría deber a algún tipo de represalia por la postura crítica del presidente mexicano con el pasado colonial español.
Las relaciones entre España y México se vieron alteradas hace un mes después de que el presidente López Obrador planteara una «pausa» en la relación bilateral, en un nuevo pulso a España.
El presidente mexicano se ha mostrado muy crítico con el legado colonial español, exigiendo en varias ocasiones que España se disculpe por ello. En este sentido, remitió al Rey Felipe VI una carta reclamando que «el Estado español admita su responsabilidad histórica» por las ofensas cometidas durante la conquista y «ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan».
El Gobierno ha minimizado en todo momento las críticas, que ha llegado a enmarcar en «los debates internos» del país azteca, pero también ha dejado claro que no se disculpará por el pasado.