Aunque no se tiene mucha información sobre cómo funcionó la Iglesia de Roma mientras estuvo en el cargo de papa, de lo que sí se tiene constancia es que en su tiempo hubo un gran incremento en la cantidad de creyentes en la esa ciudad sede de universal del catolicismo.
San Julio I, papa
Se tienen noticias de que San Julio, papa, fue hijo de Rústico, y que nació durante el siglo III, se dice que en la ciudad de Roma, Italia. Antes de acceder al cargo de papa, no se tiene mucho conocimiento, como ocurre con muchos otros papas de aquellos tiempos. Lo que si se conoce es que a la muerte del sumo pontífice Silvestre I, que estuvo en el cargo por 21 años, fue nombrado papa Marcos de Roma, pero este no llegó a permanecer mucho en el cargo, pues su papado duró menos de un año, de modo de Julio I llegó a convertirse en papa, ascendiendo al trono de roma a cuatro meses del fallecimiento de Marcos de Roma.
Los archivos muestran que el papado de Julio I duró entre los años 337 y 352, y lo más destacado de su pontificado es que tuvo que intervenir en la gran polémica que habían alimentado los partidarios de Arriano. De manera que, mientras el arrianismo iba avanzando con bastante fuerza en muchas zonas del mundo conocido, varios Obispos se vieron constreñidos a abandonar sus residencias, entre los que se encontró Atanasio, que para entonces era el Obispo de Alejandría, y sufrió el destierro en varias oportunidades y obligado a abandonar su cargo por los arrianistas.
Ante estos hechos, el papa Julio I tuvo que convocar la celebración de un concilio, al que concurrió aproximadamente unos 50 Obispos, y en este concilio fue declarado inocente Atanasio, por lo que pudo recuperar el cargo como obispo legítimo de Alejandría. Otro de los hechos que le han sido atribuidos a San Julio I, papa, fue la decisión de la Iglesia Cristiana de fijar como fecha para celebrar la Natividad la fecha en la que lo celebramos hoy, que es el 25 de diciembre, en lugar de 06 de enero, que era la fecha en la que se celebraba anteriormente y que ahora es la fecha en la que se celebra la Epifanía del Señor, así como la llegada de los Reyes Magos.
San Julio I, papa, no tuvo un gran conocimiento de la forma en que funcionaba internamente la Iglesia de Roma mientras estuvo en su cargo, pero varios historiadores se han puesto de acuerdo en que ha podido comprobarse que durante si papado se incrementó de manera importante la cantidad de fieles en Roma, ciudad en la que ordenó que se construyeran dos basílicas, una que hoy es conocida con el nombre de la Iglesia de Santa María, ubicada en el conocido barrio romano de Trastévere, y que fue llamada Basílica Julia, a la que hoy se denomina la Basílica de los Doce Apóstoles.
San Julio I, papa, falleció un 12 de abril del año 352, por eso en este día celebramos su onomástico, siendo enterrado en lo que se conoce como las Catacumbas de Calepodio, ubicadas en la Vía Aurelia. Fue venerado como un santo al poco tiempo de morir, y por esa causa, sus restos mortales se trasladaron a la Basílica de Santa María de Trastévere.
No obstante la importancia que tuvo para la Iglesia de Roma San Julio I, papa, el 12 de abril también es el onomástico de otros santos y beatos que realizaron obras cristianas que fueron muy importantes para los creyentes, entre los que podemos mencionar a San Alferio, San Basilio de Pario, San Constantino de Gap, San Damián de Pavia, San David Uribe, San Erkembodone, San José Moscati, San Sabas Godo, Santa Sofía y Santa Visia de Fermo, San Zenón de Verona y Beato Lorenzo de Lisboa.