El día de hoy celebramos la vida y la obra de San Vicente Ferrer, uno de los santos españoles muy queridos, no sólo por la cantidad de milagros que se le han conocido, y por sus labores como predicador de la fe cristiana.
San Vicente Ferrer
Según los datos que se conservan, San Vicente Ferrer nació en Valencia y se convirtió en una figura de mucha relevancia para la Iglesia Católica, y para la península ibérica. La historia indica que ingresó a la Orden de Predicadores, conocidos mundialmente como la Orden de los Dominicos, ampliamente extendida, que ha llevado la palabra de Dios y los Evangelios a los cinco continentes, incluso como misioneros que se adentraron entre pueblos extraños.
Se cuenta que nació en la capital de la Comunidad de Valencia, el año 1350, y desde muy niño recibió educación religiosa, que se enfocó en la ayuda a los menos favorecidos. Debido a esta formación, decidió ingresar a la congregación que fundó Santo Domingo de Guzmán, y tuvo la oportunidad de convertirse en profesor de la cátedra de Filosofía de la universidad, con apenas 21 años de edad.
Le han sido atribuidos diversos milagros, entre los cuáles se encuentra uno que ocurrió en la ciudad de Barcelona, cuando todavía era un simple diácono, pues anticipó que llegarían naves cargadas de alimentos a la ciudad, en momentos en que la población estaba pasando muchas necesidades. Otro que se comenta es que cuando San Vicente Ferrer estaba prácticamente muriendo, contempló una aparición del propio Jesucristo, quien le ordenó que se dedicara a predicar la palabra por ciudades y países, una vez que se recuperara, de modo que llegara a compartir con sus moradores los postulados cristianos, convirtiendo a todo aquel que aceptara la palabra del Señor.
Todas las biografías que se conservan sobre su vida coinciden en que logró convertir a muchos musulmanes y judíos al cristianismo. Además, se cuenta que San Vicente Ferrer logró destacarse como predicador de la palabra cristiana y tenía el ritual de orarle mucho a Dios antes de visitar una nueva comunidad de aquellas por las que puso pasar, luego llegaba a un lugar destacado del lugar y predicaba a los pobladores durante horas, logrando reunir a miles de pobladores en campos abiertos, convenciéndolos de que debían expiar sus pecados.
No obstante la fama de orador que llegó a tener, se caracterizó siempre por su humildad y otra capacidad milagrosa que se le atribuye a San Vicente de Ferrer es que podía comunicarse y hacerse entender en muchas lenguas, aunque sólo sabía dos idiomas. Falleció un 05 de abril de 1419, y esa es la causa por la que hoy celebramos su onomástico. Fue canonizado por el Papa Calixto III tan sólo 36 años luego de su fallecimiento.
Pero, el 05 de abril no sólo recordamos a San Vicente Ferrer, sino que también celebramos la vida y las obras de otros santos y beatos que se convirtieron en un ejemplo de humildad, de santidad y de valores cristianos, entre los cuales se encuentran San Alberto de Montecorvino, San Geraldo abad, Santa Catalina Tomás, Santa Ferbuta y compañera, Santa Irene, Santa Juliana de Mont-Cornillon y Beata María Crescencia Höss.