Un acontecimiento tan importante requiere que los recuerdos del mismo sean impecables y para ello, la fotografía es la mejor manera de inmortalizar el momento
Un buen fotógrafo de bodas es aquel capaz de captar la esencia del momento, de ensalzar los pequeños detalles y poner su experiencia y técnica al servicio de los gustos del cliente. Sacar una buena foto es más que apretar un botón o manejar ciertas técnicas de luz o encuadre, es sobre todo mucha sensibilidad y muchos años de trabajo con la cámara.
En este sentido, la fotografía de bodas en especial tiene que cumplir con ciertas características únicas. Por este motivo, es conveniente acudir a una empresa especializada que cubran no solo la fotografía, sino también los vídeos de la boda. Un día tan señalado no puede dejarse en manos de cualquiera.
Características de la fotografía de boda
Para ser un buen fotógrafo de bodas hay que ser capaz de capturar emociones reales de manera perfecta. La fotografía resultante debe capturar ese momento único y especial que perdurará como testimonio de la importancia de ese día para los recién casados. Los novios tienen que aparecer como modelos, pero al mismo tiempo naturales, y ahí es donde entra la capacidad del profesional para dar la confianza y el espacio necesario para que la pareja pose con naturalidad y elegancia.
Así, si se está buscando, por ejemplo, un fotógrafo de bodas en Sevilla, lo más razonable es acudir a un profesional con estudio en Sevilla, pero que también haya realizado reportajes a nivel nacional y que tenga un estilo de fotografías naturales, sin posados artificiales, espontáneo, donde se reflejen las emociones de las parejas y de sus familiares en el momento mágico de la boda.
Por otro lado, el fotógrafo o equipo de profesionales que están documentado tan especial acontecimiento han de pasar desapercibidos. Tienen que ser casi invisibles, pues no pueden interrumpir o alterar lo más mínimo el funcionamiento del evento. El talento y la profesionalidad son imprescindibles para cumplir con esta característica.
Los momentos más importantes
Por supuesto, una de las cualidades más importantes que ha de tener quien se dedica a la fotografía de boda es la de ser capaz de capturar momentos significativos. Esos momentos espontáneos que solo el buen profesional es capaz de ver y resaltar por encima de lo rutinario, momentos irrepetibles que ocurren solo una vez, pero que quedarán exaltados por la destreza del profesional presente en el acto.
Reconocer la belleza de determinados momentos y resaltarla es un don, y es algo que no es fácil de conseguir a menos que se contrate a un profesional especializado en bodas. Y lo mejor de todo es que esas instantáneas en las que nadie habrá reparado excepto el fotógrafo serán probablemente las favoritas de la pareja para revivir un día tan emocionante.
Además, tiene que haber buena sintonía entre el fotógrafo y la pareja, además de lograr formar equipo con el resto de organizadores del evento, por lo que, el profesional ha de tener el suficiente don de gentes, empatía y generosidad como para hacer que todos se sientan cómodos en su presencia. Cuanto más cómodos y naturales se sientan todos los asistentes al evento tanto mejor para el resultado final del fotógrafo.
La paciencia es otra de las cualidades que hacen falta para fotografiar una boda, así como no tener un stock máximo de fotos, sino por el contrario, permitir que las escenas fluyan e ir captando aquellas más significativas para después escoger las mejores. Esto es algo fundamental para evitar trabajar bajo presión.
Todas estas características saldrán a la luz en el momento en el que se vea en acción al fotógrafo. Por eso muchas parejas contratan también un momento preboda para ver si se sienten a gusto con el profesional elegido y para poder ver y evaluar su trabajo antes de dejarlo todo en sus manos.
Para concluir, a modo resumen, en una buena sesión de fotos de una boda no pueden faltar: fotos de la llegada de la novia, de la salida del coche y de su entrada, de la cara del novio al ver a la novia, fotos de las manos en la puesta de los anillos, de las manos entrelazadas, miradas entre los novios, de los familiares, primeros planos del novio y de la novia, así como planos generales de estos y de los novios con los padrinos.
También deben incluir un plano general del altar, la eucaristía en las ceremonias religiosas, las lecturas y discursos y, por supuesto, el «sí quiero». Tampoco puede faltar la salida con el arroz, los pétalos o la sorpresa que hayan preparado los invitados. Y si hay celebración, hay imprescindibles como la tarta, el brindis o el baile que sin duda han de formar parte del álbum de bodas de la pareja.