PNV, EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos han apostado por alcanzar en Euskadi un pacto de país sobre educación, mientras que PP+Cs ha denunciado que se dan «ejes de ruptura» en el documento ‘Bases para una educación del siglo XXI’.
En declaraciones a Radio Euskadi, los parlamentarios vascos se han referido a las enmiendas presentadas por los grupos al documento ‘Bases para una educación del siglo XXI’ sobre el que pivota la futura ley educativa vasca.
En este sentido, la parlamentaria del PNV Leixuri Arrizabalaga ha defendido que lo presentado hace 15 días era simplemente un borrador, «un documento base de síntesis elaborado presidente de la ponencia» y ha incidido en que el dialogo con el PSE «es fluido siempre».
De este modo, ha reconocido que entre jeltzales y socialistas había cuestiones a «especificar» y ha valorado que finalmente ambas formaciones alcanzaran un acuerdo, plasmado en 42 enmiendas presentadas conjuntamente.
«Todo lo que hemos presentado refuerza los principios que ya recogía el borrador, aclarando cuestiones que podían generar dudas como el tema lingüístico», ha justificado. Además, ha defendido que a la enmienda que hace referencia al marco lingüístico se pueden adherir muchos grupos.
El parlamentario de EH Bildu Ikoitz Arrese ha confiado en que «es posible» lograr «un acuerdo de país» entre las cuatro primeras fuerzas del Parlamento Vasco (PNV, EH Bildu, PSE y Elkarrekin).
«No vemos otra posibilidad que el acuerdo», ha insistido el representante de la coalición soberanista, que ha indicado que es necesario «responder a dos retos grandes: la segregación y el idioma», aspecto este último en el que pide «única y exclusivamente que se cumpla la ley» y que al finalizar la educación obligatoria el alumnado tenga la competencia en euskera y castellano.
Arrese ha asegurado que las enmiendas presentadas por la coalición soberanista en la Ponencia de Educación «podría posibilitar la transformación del sistema educativo que todos los agentes educativos y fuerzas reclaman». A su entender, debe producirse «un cambio de paradigma educativo» para dar «cambios estructurales» y que Euskadi sea «referente en educación».
Desde el PSE, la parlamentaria Gloria Sánchez ha valorado el acuerdo alcanzado por el PNV, plasmado en las 42 enmiendas presentadas, y que recogen la necesidad de «situar al alumno en el centro del sistema».
En este contexto, ha valorado que el protagonismo recae en la escuela pública y los centros privados tienen «una labor complementaria», de tal forma que su participación en el sistema será mediante conciertos.
«Las dos lenguas oficiales y una tercera son consideradas vehiculares… Frente a polémicas estériles sobre la lengua lo importante es que los niños aprendan, tengan un conocimiento práctico suficiente de castellano, euskera y en una tercera lengua, así como que mejoren sus resultados en el resto de materias. Ese es el eje de la reforma», ha subrayado.
La parlamentaria de Elkarrekin Podemos-IU Isabel González ha asegurado que, para su grupo, «esto es un acuerdo de país» y no va a aceptar «cualquier cosa», si bien va hacer «todo lo posible» por «estar en el pacto».
Para ello, ha reivindicado que la escuela pública, como Elkarrekin ha defendido «desde el principio», debe ser «el eje central que atraviese todo el sistema educativo» y que debería haber «un pacto por la inclusión, contra la segregación, con medidas muy concretas, evaluables, programadas».
PP+CS
Por último, el portavoz parlamentario de PP+Cs, Carmelo Barrio, ha criticado que se hable de «pactos y acuerdos», pero el borrador presentado sea «de olvidos al no recoger muchas comparecencias que estuvieron en la ponencia». «Hablar de un pacto de país sobre ejes de ruptura es complicado», ha añadido.
En este sentido, ha subrayado que la educación «no debe estar al servicio de un proyecto político» y ha justificado las 34 alegaciones presentadas por su grupo al documento por darse «un retroceso y un mal funcionamiento del modelo D».
«No hay que apuntalar modelos que funcionan mal y hay que optar por la libertad de elección de modelos lingüísticos», ha afirmado, para añadir que, en vez de situarse al euskera como eje vertebrador, debería haber «dos ejes: el euskera y el castellano, en pie de igualdad».