El Thyssen y TBA invitan a sumergirse en los ‘Paisajes emocionales’ de Kjartansson

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza in TBA21 invitan a sumergirse en los ‘Paisajes emocionales’ del islandés Ragnar Kjartansson (Reikiavik, 1976) a través de cuatro de sus videoinstalaciones más reconocidas, nunca expuestas en Madrid, cuya música y puesta en escena llaman a «repensarse» y «entrar en ellas».

Con el nombre de ‘Paisajes emocionales’, como la famosa letra de una canción de la cantante Bjork, la exposición reúne desde el 22 de febrero al 26 de junio, en distintas salas del museo, a la célebre ‘The visitors’ (2012), ‘The End’ (2009), ‘The man’ (2010) y ‘God’ (2007), además de la serie de acuarelas ‘From the Valley of World-Weariness in British Columbia’ (2011).

La muestra es el resultado de los 15 años de relación del islandés con la fundación TBA21, a cuya presidenta y fundadora, Francesca Thyssen-Bornemisza, ha agradecido Kjartansson por darle la oportunidad de exponer en este espacio y por su «fé en las bases del arte». El artista ha manifestado también el «honor» que siente porque esta muestra se lleve a cabo con motivo del vigésimo aniversario de TBA21.

Y es que, como ha señalado la fundadora, este evento sirve para «celebrar» los 20 años de la fundación, un período en el que se ha cumplido con el «compromiso» de apoyar los procesos creativos de artistas como Kjartansson, ha destacado Thyssen-Bornemisza, en declaraciones recogidas durante la presentación de la exhibición.

Thyssen-Bornemisza ha recordado cuando conoció al islandés como si fuese un «llanero solitario» en medio de una ruinas en su país y, enseguida, se dio cuenta de que era el tipo de artista que «te encuentras con suerte una vez en la vida», lo que la llevó a apoyar su obra en diferentes encargos.

Con él, con quien ha tejido ya una «amistad», se ha ejemplificado el trabajo de TBA21, que realiza un «importante esfuerzo» por hacer que «se cumplan los sueños» de los jóvenes creadores siendo «testigos» de su proceso creativo.

«El trabajar con artistas que desarrollan este tipo de instalaciones es muy diferente de ir a ferias de arte y adquirir piezas», ha señalado al respecto la presidenta de TBA21, para destacar que, además, exposiciones como estas tienen un resultado «más inmersivo» y, por tanto, son «más accesibles».

Entre las piezas de la muestra, ha destacado la más reconocida del artista ‘The visitors’, una obra en la que trabajan un «número de músicos increíbles» –incluido Kjartansson– que interpretan distintas canciones por separado pero de forma simultánea, llegando a una «coincidencia», lo que para la fundadora de TBA21 representa el «ambiente supercreativo» de Islandia.

Por su parte, el director artístico del museo, Guillermo Solana, ha destacado que esta videoinstalación, compuesta por nueve canales y con una hora de duración, es la «pieza estrella» del artista islandés y ha sido reconocida como una «obra maestra» por críticos culturales.

Y es que, tal y como ha indicado, se trata de una pieza «única» en la que el islandés plasma su técnica de «bucle humano vivo», basado en las repeticiones, con lo que logra que el público disfrute de una «experiencia inmersiva fascinante» y «desde el principio hasta el final», algo «poco frecuente» en la visita a este tipo de piezas.

RELACIÓN CON ESTADOS UNIDOS

En esta pieza ya se aprecia otra de las claves de la exposición, el «romance» entre la obra de Kjartansson y las representaciones icónicas de Estados Unidos, ya que plasma el ambiente de Rokeby Farm, situada junto al río Hudson.

En este sentido, Solana ha apuntado que el interés por los «estereotipos estadounidenses» le vienen al artista de la negativa «radical» de sus padres, dramaturgo y actriz de profesión, que «no querían saber nada de América». «Pero el trata eso en muchas de sus piezas», ha aclarado.

En concreto, ‘The man’ recoge una interpretación completa del repertorio del célebre músico de blues de Mississippi Pinetop Perkins, de 97 años, una de las pocas piezas en las que el artista aparece en pantalla; y ‘God’ utiliza la cultura pop estadounidense de mediados del siglo XX para plasmar a Kjartansson frente a una banda de jazz. Mientras, ‘The End’ utiliza las Montañas Rocosas candadienses como escenario para cuestionar la idea romántica del artista y su conexión con el paisaje.

En este contexto, Solana ha subrayado que esta «visión americana» marca un diálogo dentro del propio museo entre la exposición de Kjartansson y la actual muestra de pinturas de arte americano de los siglos XIX y XX.

Por su parte, la comisaria de la obra, Soledad Gutiérrez, ha resaltado también esa relación entre el artista islándes y Estados Unidos que recoge en sus «monumentales» videoinstalaciones.

Gutiérrez ha incidido en que es «raro» experimentar juntas todas estas piezas que están hecha de «emociones» e instan a «repensarse» y «reflexionar sobre las comunidades que construimos», como la «comunidad» que se plasma en ‘The visitors’.

Asimismo, ha reivindicado que pese a que estas piezas tienen un significado inicial, van «ganando» otros de acuerdo a los acontecimientos del momento en el que se visiten. Y es que, según ha apostillado, tras la pandemia estas se han convertido en «una celebración por volver a reencontrarse».