El 26 de febrero tenemos doble celebración, porque recordamos a San Timoteo y San Tito

San Timoteo y San Tito son dos de los santos que se conmemoran el día de hoy, como principales religiosos como ejemplo de una vida y unas obras que favorecieron mucho a la cristiandad, porque fueron dos Obispos que tuvieron la suerte de ser discípulos de Pablo de Tarso, a quien hoy conocemos como San Pablo Apóstol, a quien le toca el honor de ser considerado en máximo propagador de la fe en Cristo.

San Timoteo y San Tito

San Timoteo Y San Tito

Por lo que respecta a las noticias que se tienen de San Timoteo, es descrito en la Sagrada Biblia como el hijo de una mujer judía que era creyente, pero su padre era griego, y de su fe cristiana se deja bastante constancia a lo largo de las Sagradas Escrituras, siendo mencionado en muchos pasajes, siempre junto a San Pablo, tal como ocurre en el Libro de los Hechos de los Apóstoles, concretamente en la quinta parte del Nuevo Testamento, o la Epístola de Filemón, que se dice que fue escrita por San Pablo mismo.

Se cuenta en la tradición católica que, en algún momento de su carrera eclesiástica, San Timoteo llegó a ser el Obispo de Éfeso, según instrucciones del mismo San Pablo de Tarso. Según los datos que se tiene que, cuando Pablo de Tarso estaba predicando en la zona de Licaonia, los que lo escuchaban, le informaron y alabaron tanto a Timoteo, que San Pablo lo buscó y lo convirtió en uno de sus apóstoles, para reemplazar a Bernabé, confiándole la predica a los cristianos que se encontraban en la ciudad de Tesalónica, los cuales sufrían de una persecución muy cruel.

Al momento en que San Pablo regresa de Roma, los datos indican que dejó a San Timoteo a la cabeza de la Iglesia de Éfeso, con el objetivo de terminar con los falsos maestros y para ordenar a los nuevos sacerdotes y diáconos. Finalmente, San Timoteo murió apedreado y apaleado en una festividad que recibía el nombre de Katagogia, en la que los paganos lo castigaron por manifestar su oposición a este tipo de ceremonias.

En relación con San Tito, igualmente es mencionado en múltiples cartas que se encuentran recogidas en la Sagrada Biblia, y lo que se ha dicho de él es que fue San Pablo quien lo convirtió al cristianismo, pero ya San Tito había encontrado por sí mismo el camino de Jesús. Acompañó a San Pablo en el Concilio de Jerusalén y según los datos que se tienen, San Tito llegó a estar a la cabeza de la Iglesia en la isla de Creta, que es la isla más grande de Grecia.

De él aparece que San Pablo le dijo: “Es cierta esta afirmación, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios traten de sobresalir en la práctica de las buenas obras. Esto es bueno y provechoso para los hombres”, (Tito 3, 8).

El 26 de febrero no sólo celebramos a San Timoteo y a San Tito, sino que también es el onomástico de otros santos y beatos, que son San Agustín Erlandsön, San Alberico, abad, San Teógenes, mártir, Beata María de la Dive y Beato Miguel Kozal.