El presidente del Foro Nuclear no entiende «el revuelo» con la inclusión de la nuclear en la taxonomía verde

El presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce, no entiende «el revuelo que se ha montado con la inclusión de la energía nuclear en la taxonomía verde para garantizar el suministro en el marco de la transición energética hasta alcanzar un futuro renovable con neutralidad de carbono en 2050».

Araluce ha subrayado en declaraciones, que la Comisión Europea «admite que con las renovables solamente no se puede vivir en este momento» y necesita «pedir ayuda a otras» energías que puedan proveer el resto de suministros con «el menor impacto».

Así, defiende que la decisión de la Comisión Europea está respaldada por un largo proceso de análisis previo y estudio que ha confirmado que el mayor impacto de la energía nuclear, que son los residuos radiactivos, no tienen peores impactos medioambientales que otras energías de origen renovable.

No obstante, recuerda que la taxonomía es un documento que no obliga a la política energética de los países, pues no es mandatorio para los Estados miembro sino que es un «instrumento» que la Comisión Europea ve pertinente para informar a las partes y al mundo financiero «a donde deben dirigirse las inversiones para lograr la descarbonización en 2050», dando libertad a los Estados miembro a optar por el mix que quieran.

En concreto, ha argumentado que los requisitos para que nuclear y gas fueran incluidas eran numerosos, pero en el caso de la primera, tres son los principales. En primer lugar una de las exigencias pasa porque o bien no emitan CO2 o que traten de minimizar lo más posible sus emisiones y, por otro lado, que no creen un daño ambiental inadmisible.

En ese sentido, resume que la Comisión encargó al Joint Research Center un estudio sobre el impacto de ambas tecnologías, que con posterioridad se ha basado el acto complementario delegado de taxonomía de la Comisión Europea que propone incluir a ambas como «energías de transición».

Ahora, el proceso pasa por su aprobación o rechazo en el Parlamento Europeo.

España se ha pronunciado en contra de la iniciativa de la Comisión Europea, algo que para el presidente del Foro de la Industria Nuclear Española es fruto de «una mala interpretación». A su juicio, para el Gobierno español la inclusión de la energía de los átomos dentro de la taxonomía es hacer lavado verde, «greenwashing» al considerar que se equipara a la nuclear con las renovables.

Para Araluce la posición de España es errónea porque la Comisión Europea «no dice que sea una tecnología para el futuro, sino para el proceso de transición ecológica y con una consideración distinta a las renovables en el tiempo en que estas no puedan producir la totalidad de la energía sostenible para garantizar el funcionamiento de la red eléctrica».

El representante de la industria nuclear opina que no se puede exigir a las empresas que mantengan sus activos como las centrales nucleares, pero al mismo tiempo decirles que no pueden invertir y ponerles palos en la rueda. Por ello, celebra su inclusión en la taxonomía europea porque permitirá a las empresas nucleares poder tener acceso a finanzas sostenibles para mantener las centrales que el sistema energético necesita para sostenerse.

ESPAÑA, EQUIVOCADA Y PONIENDO PALOS EN LA RUEDA

No obstante, admite que España ya ha decidido su política energética que incluye el cierre progresivo de las centrales nucleares. «España dice: usted no me gusta, pero no le dejo cerrar. Entonces, déjeme ser viable a nivel de impuestos o financiación y, si no, dígame pare. Pero si usted me dice que me necesita y que tengo que estar ahí, no me ponga palos en la rueda», critica.

Araluce ha elogiado la diferente posición que ha adoptado Francia en materia energética, donde el 70 por ciento de la producción energética es de origen nuclear lo que le ha convertido en el país «que menos CO2 emite en la energía» y por tanto, «casi no tendrá que hacer nada para cumplir sus objetivos de emisión para 2050», ya que el 30 por ciento será de origen renovable.

Otra diferencia entre Francia y España que destaca Araluce es el reciente anuncio de su presidente, Emmanuel Macron, de alargar la vida útil de las centrales nucleares hasta los 50 años, así como la construcción de 15 nuevos reactores, lo que le permitirá «no solo cumplir con los objetivos de descarbonización sino a nivel geoestratégico ser un país independiente.

«Lamentablemente España considera que esa no es la vía, por lo que las emisiones de CO2 se reducirán más lentamente aquí, a pesar de que la penetración renovable es mayor que la de otros países», ha manifestado.

Por último, ha incidido en que más allá de Francia otros países han anunciado nuevas centrales. Por ejemplo, ha precisado que Polonia ha dicho que quiere eliminar todo el carbón, por lo que ha anunciado la construcción de 6 reactores; Holanda quiere pasar de 1 a 3; Finlandia acaba de inaugurar una nueva planta y tiene previsto construir 2 más; Chequia piensa en construir ocho reactores y existen nuevos proyectos nucleares en otros Estos como Hungría, Bulgaria o Eslovaquia.

«Hay un resurgir de la energía nuclear en Europa, no solo en Francia, mientras España y otros países se desmarcan de ese camino», ha añadido.

No obstante, de momento, Araluce no ve «ningún indicio en el momento actual» de que «incluso» con su entrada en la taxonomía ni el Gobierno ni las empresas propietarias estén pensando en un aplazamiento del plan de cierre ni posibilidad de construcción de nuevas centrales.

Por último, ha criticado los «palos en la rueda» que sufre el sector en forma de escenario de altos precios de la energía, los costes y los impuestos elevados que incluso subirán más a partir de 2026.