Hoy, 20 de febrero, es la celebración de Santa Jacinta Marto

Su contacto con la religión comenzó a una edad muy temprana, cuando tuvo el privilegio de ser una de los tres pastorcitos a los que se les presentó la aparición mariana de la Virgen en Fátima, lo que constituyó todo un fenómeno religioso en el año 1917, cuando finalizaba la Primera Guerra Mundial, y cuya última aparición el 13 de octubre de ese mismo año fue presenciada por más de 30.000 personas, siendo declarado por la Iglesia Católica como un hecho sobrenatural.

Santa Jacinta Marto

Santa Jacinta Marto

Santa Jacinta nació en la población de Aljustel, una localidad muy cercana a lo que hoy es conocido como Fátima, con su hermoso santuario, que recuerda una de las apariciones marianas más importantes, si no es la más importante, del siglo XX. Santa Jacinta, luego de presenciar estos milagros, decidió dedicar su vida a la devoción que llegó a sentir por la Virgen María, siendo todavía una niña pequeña, pero a pesar de que fue uno de los testigos de ese hecho milagroso y de estar en conocimiento de los secretos que la Patrona de Portugal le entregó a los tres niños, lamentablemente falleció a la edad de diez años, víctima de una enfermedad, tal como lo relata la biografía que se ha conservado por la tradición de la Iglesia Católica.

Santa Jacinta Marto fue beatificada por el Papa Juan Pablo II en el año 2000, hecho que tuvo lugar en una visita que hizo el santo padre al santuario de la Virgen de Fátima en Portugal, y luego canonizada como santa por el Papa Francisco en el mes de mayo de 2017. Su imagen ha pasado a la posteridad del mundo cristiano por el gran espíritu de sacrificio que demostró en su vida, aunque fue aquejada por una enfermedad que la llevó a la muerte a una edad demasiado temprana.

Cuando tenía tan sólo ocho años de edad, de acuerdo con los registros que se conservan de su vida, fue aquejada por la pandemia de lo que se llamó la Gripe Española en el año 1918, que fue una neumonía que ocasionó millones de muertes en todo el mundo, y que mantuvo a esta santa en cama por un lapso de dos años, tiempo en el cual tuvo que ser hospitalizada en varios centros sanitarios portugueses.

Su fallecimiento ocurrió en el año 1920, cuando finalmente sucumbió a la enfermedad, tras ser internada en el Hospital Doña Estefanía de Lisboa. De su breve estancia en esta tierra lo que más se recuerda son las oportunidades en que la Virgen se le apareció, que fue en más de diez ocasiones, siempre en el prado de lo que hoy se conoce como Fátima, en Portugal, junto con su hermano, San Francisco Marto y su prima, la Beata Lucía Dos Santos.

Las apariciones de la Virgen en Fátima producidas en 1917, en el lugar que se conocía con el nombre de Cova da Iria, fueron de los eventos religiosos más atestiguados en la historia, y aún se conserva el lugar, cerca de donde está situado en Santuario y la Basílica de la Virgen de Fátima, quien se convirtió en la patrona de Portugal por estos prodigiosos eventos.

Allí, los tres niños contaron como fueron testigos de varias apariciones de la Virgen, y para demostrar su absoluta devoción a la Virgen, que tan amablemente se les había aparecido para dejar un mensaje sobre el arrepentimiento que debían profesar los cristianos, expiando sus pecados por medio de la penitencia, los niños decidieron hacer ayuno, cuestión que los debilitó mucho y que probablemente fue la causa de que Santa Jacinta enfermara tan gravemente. De hecho, esta pandemia fue tan devastadora que todavía no se han podido cuantificar cuantas personas murieron en Espala como consecuencia de esa gripe, aunque expertos indican que sólo en España la cifra se encuentra entre los 180.000 y los 270.000 fallecidos.

Los restos de los hermanos Jacinta y Francisco se conservan en el Santuario de Fátima, salvo una sección del ataúd de Santa Jacinta Marto que fue trasladado a la Diócesis de Getafe, lugar en el que aún permanece, al cuidado de la delegación del Apostolado Mundial de la Virgen de Fátima que reside en esa comunidad y que puede ser visitado.

Pero el 20 de febrero no sólo recordamos a Santa Jacinta Marto, sino que también resulta ser el onomástico de otros santos y beatos cristianos, que son San Eleuterio de Tournai, San Euquerio de Orleáns, San León de Cafania, San Serapión de Alejandría, San Tiranión y Beata Julia Rodzinska