Tal como es el caso de otros embutidos, la morcilla forma parte de una buena cantidad de platos en la gastronomía española; y como no estar tan presente en la misma, si del cerdo se aprovecha absolutamente todo y su carne se consume en buena parte del menú.
En época de matanza el aprovechamiento reina, y las mejores morcillas salen a la venta en todos los poblados. Frescas y de excelente calidad, este alimento se consume solo o como complemento de un buen cocido, como el montañés, en el cual suele aportar el mejor de los sabores.
Ahora bien, así como es sabroso comerla, también hay que aceptar que muchas veces cuesta cocinarla y lograr que quede perfecta, ya que por lo general se rompe por la delicada membrana que la recubre. Para que esto no te suceda más, acompáñame a descubrir los datos y trucos que te voy a compartir.
1En qué platos se puede disfrutar más de la morcilla
El consumo de morcilla no requiere de una época específica ni de un plato en particular, pues estamos frente a un alimento que se puede disfrutar de múltiples maneras. Unas morcillas frescas bien pueden hacerse en la plancha o la sartén en forma de pieza entera y también son todo un acierto dentro de platos de cuchara, sobre todo para los días fríos.
Su versatilidad es tal, que además de ser parte de ricos platos con legumbres y disfrutarse en rodajas, también puede ser utilizada para distintivas salsas para pasta, como relleno de unas ricas y crujientes empanadillas e incluso como parte de los ingredientes de una crema o paté.