El Papa ha mostrado su preocupación ante las tensiones que se están produciendo en la frontera de Ucrania y la amenaza de Rusia de invadir su país vecino, una situación que ha calificado como «un nuevo golpe a la paz» en el mundo, al tiempo que ha propuesto que este miércoles, 26 de enero, sea una jornada de oración por el fin de los conflictos.
Durante el Ángelus de este domingo, ha alertado del aumento de las tensiones que, como ha remarcado, supone una «amenaza con un nuevo golpe a la paz en Ucrania y ponen en discusión la seguridad del continente europeo, con repercusiones mucho más grandes». Las declaraciones del Papa se enmarcan en un contexto de confrontación en el que el presidente ruso, Vladimir Putin, mantiene la presión militar en la frontera con Ucrania donde ya cuenta con más de 100.000 soldados, una cifra que se podría duplicar en poco tiempo, según apuntan desde Washington.
De esta manera, el obispo de Roma ha hecho un llamamiento a todas «las personas de buena voluntad» para que eleven sus oraciones a Dios, y por que «toda acción e iniciativa política esté al servicio de la fraternidad humana, más que de los intereses de algunas partes». Del mismo modo, ha expresado que «quien persigue sus intereses en detrimento del daño de los otros desprecia su propia vocación del hombre».
La Iglesia celebra este domingo la Jornada de la Palabra de Dios, y el Papa ha recordado a los curas Rutilio Grande (salvadoreño) y Cosme Spessotto (italiano), y los laicos Nelson Lemus y Manuel Solórzano, todos ellos asesinados por escuadrones de la muerte en el contexto de la guerra civil que estalló en el país entre 1980 y 1992, y que han sido beatificados este sábado en San Salvador.
«Mártires de la fe, ellos han estado al lado de los pobres anunciando el Evangelio, la verdad, la justicia hasta la efusión de la sangre. Que su ejemplo heroico susciten el deseo de ser y tener operadores de justicia y paz», ha manifestado.