Originalmente conocida con el nombre de Inés de Roma, se trató de una virgen que llegó a ser estimada como una de las grandes mártires de la Iglesia Católica, y es una santa muy venerada en España. Además, según lo que aporta el Instituto Nacional de Estadística, hay más de 116.000 mujeres que han sido bautizadas en este país con ese nombre.
Santa Inés
Si hacemos caso al Martiriólogo Romano y a una recopilación de documentos conocido con el nombre de ‘Actas de los Mártires’, que es una obra en la que se ha dejado constancia de las vidas, obras y acciones de los grandes mártires de la religión cristiana, Santa Inés nació en el seno de una familia de nobles en la ciudad de Roma, y al llegar a la edad casadera, tuvo muchísimos pretendientes, que aspiraron a contraer matrimonio con ella, gracias a la posición y a las conexiones de su familia, pero ella los rechazó a todos, manteniendo su fe en Cristo y haciendo voto de castidad.
Fue precisamente el rechazo a uno de esos aspirantes, que según los datos recogidos, se trató del hijo del Prefecto de Roma, lo que ocasionó que fuera acusada de ser cristiana, lo que para aquella época debía ser mantenido en el más absoluto secreto, porque se trataba de un tiempo en el que proliferaban las persecuciones contra los cristianos, que eran lideradas por el propio emperador Dioclesiano, quien tomó por costumbre condenar a los cristianos confesos a muerte, cuando se negaban a rendir culto a los dioses paganos del Imperio Romano.
Trató de obligarse a Santa Inés a renegar del cristianismo, para que rindiera culto a los dioses del Imperio y cuando se negó a abandonar el cristianismo, fue juzgada y sentenciada a vivir en el interior de un prostíbulo, y en este sitio se puso a prueba su verdadera fe, porque fue el objeto de muchas burlas y de múltiples humillaciones, demostrando en todo momento una verdadera integridad cristiana y un respeto absoluto por sus votos.
Tal actitud fue considerada por las autoridades como un desafío, lo que los llevó finalmente a condenarla a muerte, y encontrándose en sus últimos momentos de vida se dice que exclamó “me entregaré sólo a aquel que me elija primero. ¿Qué esperas verdugo? Perezca este cuerpo que puede ser amado por ojos que detesto”, y gracias a estas palabras pudo hacer honor a su compromiso con Cristo y renovarlo, permaneciendo virgen, ya que ningún hombre fue capaz de tocarla.
Según se cuenta en las ‘Actas de los Mártires’, que es una obra que se recopiló durante el siglo V, cada vez que Santa Inés rechazaba a algún pretendiente, se declaraba como una fiel amante y seguidora de Cristo, y fue el orgullo herido del hijo del Prefecto de Roma, al ser rechazado por Santa Inés, lo que provocó que fuera juzgada y tuviera que llevar una vida como verdadera mártir de la religión cristiana.
Pero hoy no sólo se celebra el onomástico de Santa Inés, sino que también celebramos la vida de otros santos y beatos, entre los cuales están San Fructuoso de Tarragona y compañeros, San Epifanio, San Juan Yi Yun-il, San Meinrado, San Patrocio, San Publio, San Zacarías, el Angélico y Beata Josefa María de Santa Inés.