Diferentes zonas del cerebro intervienen cuando una situación produce orgullo o vergüenza, según ha determinado un estudio del Centro Mixto de la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III (UCM-ISCIII) de Evolución y Comportamiento Humanos.
El trabajo, que se ha publicado en la revista Brain Structure And Function (Estructura y función del cerebro), señala que en ambas emociones hay un desarrollo temporal dividido en dos etapas. En relación al orgullo, este se origina en el precúneo , en el lóbulo parietal superior, a los 300 milisegundos (ms) y en torno a los 600-900 ms intervienen las áreas frontales mediales y el cingulado anterior, vinculadas al significado social.
En el caso de la vergüenza, la primera etapa aparece en torno a los 370 ms en el cuneus, en el lóbulo occipital, implicado en situaciones sociales en los que la imaginación mental de la situación es un proceso crítico para la generación de vergüenza. La segunda etapa involucra al lóbulo parietal, el medial frontal y el precúneo.
Así, los investigadores han concluido que una misma área, como el medial prefrontal o el precúneo puede estar implicada en diferentes emociones. La investigación cerebral tradicional, agregan los investigadores, se ha centrado en las llamadas «emociones básicas», como la ira, miedo, tristeza, alegría o asco, las más estudiadas.
«Su facilidad de estudio, ubicuidad y posible vínculo con otros primates y animales no humanos, han posibilitado una extensa investigación», ha comentado José Sánchez García, investigador del Centro Mixto de Evolución y Comportamiento Humanos.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores registraron la actividad cerebral de una treintena de individuos a través de electroencefalograma (EEG) mediante potenciales cerebrales evento – relacionados (ERP). A través de un casco con electrodos sobre el cuero cabelludo, el EGG registra el transcurso temporal de la actividad cerebral en ms, mientras que los ERP miden la respuesta cerebral a determinados estímulos.
Los investigadores han explicado que cada participante ha realizado una tarea en la que, al finalizar, se muestra de forma pública el resultado de su rendimiento, del que se deducen estas emociones: orgullo máximo cuando el participante acierta y el resto falla, condición de control para el orgullo, cuando los cuatro participantes aciertan; vergüenza máxima cuando el participante falla y el resto acierta, y condición control para la vergüenza cuando los cuatro participantes fallan.
«Habitualmente, el estudio de las emociones sociales se realiza pidiendo a los participantes que imaginen o recuerden eventos personales de índole social. Por primera vez, recreamos un paradigma más ecológico y cercano a la vida real para generar in situ en el laboratorio las emociones sociales buscadas», ha expuesto Sánchez García.
El siguiente paso que darán los investigadores, tal y como han manifestado, es estudiar si existen diferencias en el procesamiento cerebral de dos tipos diferentes de orgullo: el orgullo hubris (alfa) asociado con atribuciones propias en base al talento y la habilidad personal -relacionado con conductas narcisistas- y el orgullo auténtico (beta) que deriva de obtener una recompensa y reconocimiento social gracias al esfuerzo y mérito realizado sobre una tarea o meta.