La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a siete años de cárcel a un latero de origen bangladesí por violar en octubre de 2018 a una joven, a cuyo grupo de amigos conoció al venderles cervezas en una calle del centro de la capital.
En una sentencia, los magistrados condenan a Nazrul I. por un delito de violación y le prohíben acercarse a la víctima a una distancia inferior a los 500 metros. La Sala acuerda que no procede la sustitución de la pena impuesta al acusado por su expulsión del territorio español, debiendo ejecutarse la totalidad de dicha pena en España.
Tras su detención, el hombre quedó en libertad sin medidas cautelares y aprovechó para huir de España. Al no presentarse en la vista oral, la Audiencia de Madrid dictó, a instancias del fiscal y de la acusación particular ejercida por el despacho Ospina Abogados, una orden internacional de busca y captura. Fue detenido en Portugal el pasado 11 de diciembre.
La abogada de Ospina Abogados Beatriz Uriarte, letrada de la víctima, ha subrayado que «el Código Penal es contundente con este tipo de conductas contra la libertad sexual», pero ha recalcado que todavía «queda un largo camino para seguir mejorando en la protección de la mujer frente a este tipo de situaciones».
En la sentencia, los magistrados dan veracidad al relato de la víctima, quien en el juicio relató que durante la agresión sexual se quedó paralizada sin poder chillar por el shock que le produjo el inesperado ataque. En la casa estaban sus compañeros de piso.
La Sección descarta la «inconsistente explicación de la defensa del acusado» en relación a la posibilidad de que la chica se hubiera inventado la agresión sexual para procurar un acercamiento con su expareja, dado que a juicio de la Sala no «existe dato objetivo alguno que indique que quisiera volver con su expareja».
Los hechos se produjeron la madrugada del 6 de octubre de 2018, cuando el acusado se encontraba por el centro de Madrid vendiendo cervezas en la vía pública, por lo que un grupo de amigos que se encontraban por la zona y del que formaba parte la víctima decidieroncomprarle unas cervezas.
El acusado acabó uniéndose al grupo. Cuando los amigos decidieron acabar la noche y marcharse a sus respectivos domicilios y tras haber perdido de vista al acusado en un momento dado, la joven y un amigo suyo se percataron de que el hombre se había subido al mismo autobús. Se bajó en la misma parada.
El chico decidió acompañar a su amiga a casa, ya que esta sintió inquietud o miedo ante la presencia del acusado y al no haber nadie por la calle. Cuando llegaron a las inmediaciones del edificio en el que residía la víctima, ubicado en la calle Fernando Díaz de Mendoza de Madrid, el acusado se acercó a ellos y les ofreció tomarse unas cervezas de las que llevaba para la venta, declinando éstos la invitación.
No sabiendo muy bien cómo actuar, decidieron subir con él a la azotea del citado edificio, a fin de ver si así el acusado acababa marchándose después de tomar la cerveza. Al rato, el acusado pidió a la chica poderse quedar a dormir, a lo que ésta aceptó.
Una vez que se marchó el amigo y siendo aproximadamente las 7:00 horas del mismo día citado, la joven entró en su vivienda dejando la puerta de la calle abierta y cogió una manta para subírsela al acusado a la azotea.
Cuando se disponía a salir de la vivienda, comprobó, con sorpresa, que el acusado había entrado y había cerrado la puerta, procediendo este último, de inmediato, a acercarse a ella, agarrándola por la cintura y atrayéndola hacia su propio cuerpo. Tras ello, violó a la joven y se marchó de la vivienda.