La coordinadora del Servicio de Fisioterapia del centro de educación especial María Corredentora Soledad López ha expuesto este jueves en el III Congreso Interdisciplinar de Educación Especial, que se celebra en el Caixaforum de Madrid, el caso de protetización mioeléctrica –prótesis controlada electrónicamente mediante contracciones musculares voluntarias del usuario– en una niña con Síndrome de Down, en España.
Se trata de Carolina, que nació con Síndrome de Down y agenesia de la mano izquierda, es decir, que esta no había terminado de formarse durante la gestación, y le faltaba la segunda hilera del carpo y las falanges. Según señala el CEE María Corredentora, este hecho, aunque no es habitual, no es del todo infrecuente pues, según los estudios, un 2% de los niños con Síndrome de Down nacen con malformaciones en la mano.
Según precisan desde el centro, esta situación puede afectar al desarrollo evolutivo del bebé, ya que actos como tener conciencia del lado izquierdo (en este caso) voltearse o gatear pueden sufrir un retraso.
Carolina recibió su primera prótesis estética con 8 meses, algo importante, según el CEE María Corredentora, ya que consigue hacer pasar desapercibida esta ausencia, tiene connotaciones emocionales y permite tener conciencia del miembro superior izquierdo, evitando que puedan surgir desviaciones posturales y normalizando los movimientos del hombro, codo y cintura escapular.
El reto comenzó cuando la pequeña tenía 4 años y apostaron por colocarle una prótesis mioeléctrica que le permitiría a Carolina hacer el movimiento de pinza. Un pequeño gesto que, según el centro, tiene «una gran repercusión» no solo a la hora de normalizar habilidades motrices sino como impulso para el desarrollo de su autonomía.
El equipo que lo ha conseguido ha estado formado por el Hospital San Juan de Deu, el Hospital La Paz y la ortopedia del Doctor Llopis junto con el Colegio María Corredentora, con la implicación de todos sus profesionales encabezados por la coordinadora del Servicio de Fisioterapia, Soledad López.
«Hoy, ver a Carolina en clase, en el patio y en las actividades de Educación Física es todo un ejemplo de que nada es imposible y de que el esfuerzo de un equipo es siempre sinónimo de éxito», aseguran desde el CEE María Corredentora.