Los niños y los adultos tienen riesgos similares de infectarse por la COVID-19 pero existe una proporción «mucho mayor» de niños infectados que no muestran síntomas del virus, según un informe publicado recientemente en la revista JAMA Pediatrics de la Asociación Médica Estadounidense.
El estudio ha sido dirigido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en colaboración con investigadores de la Universidad de Salud de Utah (EEUU), la Universidad de Columbia y el Laboratorio de Virología de Marshfield.
«A menudo parecía que los niños no estaban enfermos porque no tenían ningún síntomas», ha afirmado Christina Porucznik, profesora de Salud Pública en la Universidad de Utah, quien ha dirigido la investigación de 189 familias de este lugar.
En concreto, el estudio, denominado C-HEaRT, ha analizado 310 hogares con uno o más niños de 0 a 17 años en Utah y en Nueva York, lo que supuesto más de 1.200 participantes que mandaban PCR semanales y completaban cuestionarios sobre síntomas también todas las semanas.
Por lo general, se observó a cada persona durante 17 semanas y el informe incluyó un total de 21.465 personas-semanas de tiempo de vigilancia. Los resultados fueron desde septiembre de 2020 hasta abril de 2021, antes de que surgiera la variante Delta en los EE.UU. Las conclusiones han determinado que los niños y adultos tenían tasas similares de infección, la mitad de los niños eran sintomáticos, en comparación con el 88 por ciento de los casos en los adultos.
Además, se ha revelado que en los hogares con una o más personas infectadas, el riesgo promedio general de infección ha sido del 52 por ciento. Los investigadores indican que seguirán realizando estudios para conocer si las diferencias en densidad de viviendas, el momento de aparición de la variante Delta u otros factores contribuyeron a las diferencias en las tasas de transmisión en los hogares en Utah y Nueva York.
Igualmente, se analizará las tasas de infección y el riesgo de infección en el hogar, ya que pueden ser más altos en la población general, debido a que los participantes del estudio podrían tener más probabilidades de llevar a cabo conductas de prevención de COVID-19.
En conclusión, los resultados de este estudio recalcan que muchas infecciones en los niños pasan desapercibidas, lo que subraya, para Porucznik, la necesidad de realizar pruebas de vigilancia y de que los niños continúen con las medidas de seguridad de salud pública para proteger a las personas que los rodean.