El Rey defiende un periodismo que «descarta el ruido»

El Rey Felipe VI ha defendido este martes la necesidad de un periodismo que «descarta el ruido y extrae» una información «depurada, verificada y cierta», que antepone la «reflexión» frente a la «inmediatez acelerada». Lo ha asegurado en su discurso en la XXXVIII edición del Premio de Periodismo ‘Francisco Cerecedo’, concedido a la periodista e historiadora estadounidense Anne Applebaum, de quien ha destacado su «valentía y clarividencia» frente a «las tensiones, distanciamientos y tergiversaciones».

Así, el monarca ha resaltado de la galardonada su «labor de investigación y de divulgación», poniéndola como ejemplo y referente porque, según ha asegurado, el siglo XXI «necesita un análisis riguroso» y «un periodismo responsable». «Algo que el mero acceso a las nuevas tecnologías, a pesar de las enormes ventajas que ofrecen, no siempre puede garantizar», ha recordado.

En este punto, el Rey ha señalado que las libertades «se aseguran gracias la perseverancia de generaciones» y «no se alcanzan de una vez para siempre» porque «están sometidas a la erosión, a presiones constantes» y «requieren un cuidado permanente para que no se debiliten o atenúen ni terminen desapareciendo». «Sinclair Lewis, Premio Nobel de Literatura en 1930, en su novela ‘It Can’t Happen Here’ ya denunciaba entonces que la manipulación es un mal que existe entre nosotros y que no puede tomarse a la ligera», ha apuntado.

Para Felipe VI, las circunstancias actuales, con «transformaciones muy rápidas, profundas y en buena medida de alcance global», favorecen la aparición «de algunas corrientes y teorías que tratan de explicar de manera sencilla fenómenos de gran complejidad». «La simplificación, la desinformación, la propaganda, las falsedades… son herramientas y forman parte de estrategias que no son nuevas, que ya se han utilizado y a las que las sociedades deben prestar mucha atención», ha pedido el jefe del Estado, a la par que ha insistido en primar «la información rigurosa y la mayor objetividad, así como el análisis exhaustivo y preciso de los hechos». «Unas condiciones con las que Anne Applebaum está firmemente comprometida», ha valorado.

«Podemos elegir a quiénes queremos que nos acompañen: a los que son firmes con sus convicciones, a los que actúan sin eludir a sus referentes, a quienes no se dejan dominar por la pasividad, a quienes no tratan de enfrentar o de dividir», ha defendido Felipe VI. «Solo con ellos podremos encarar los tiempos en los que todo se cuestiona y en los que las dudas siembran un campo propicio para aquellas posturas que tratan de dañar nuestros sistemas democráticos», ha añadido.

En este punto, ha puesto de relieve la importancia «de una Europa unida en torno a sus principios fundacionales». Como recogía el manifiesto del Club Madariaga, que reúne a los premiados de dicho galardón europeo de periodismo, «Europa es la respuesta, y la suma de sus países miembros resulta ser mayor que la simple adición aritmética de quienes la integran voluntariamente»», ha rememorado. Por último, el Rey ha agradecido a todos los que «contribuyen a esta defensa de los valores democráticos» que representan los Premios de Periodismo Francisco Cerecedo» y ha felicitado a la Asociación de Periodistas Europeos.

PERIODISMO QUE REQUIERE «TIEMPO Y ESFUERZO»

Los Reyes han presidido este martes en el Hotel Ritz de Madrid la entrega de la XXXVIII edición del Premio de Periodismo ‘Francisco Cerecedo’, concedido a la periodista e historiadora estadounidense Anne Applebaum.

La Asociación de Periodistas Europeos (APE) ha explicado que el jurado acordó otorgarle el galardón «por su labor de investigación y divulgación sobre el autoritarismo y los nuevos fenómenos populistas» en sus artículos publicados en ‘The Atlantic’ y anteriormente en ‘The Economist’, ‘Evening Standard’ y ‘The Washington Post’. «Son una referencia para entender los movimientos sociales y políticos de países europeos como Hungría y Polonia, donde están en cuestión algunos de los principios, libertades y valores intrínsecos a la Unión Europa», valoraron.

En su discurso de aceptación, Applebaum ha señalado que el verdadero periodismo «requiere mucho más que un vistazo al teléfono móvil». «Requiere tiempo, esfuerzo, concentración, requiere informar de forma rigurosa y realizar un arduo trabajo editorial», ha asegurado la premiada, que ha resaltado que, en un mundo interconectado, «las cosas que suceden muy lejos pueden tener un impacto inmediato en nuestras vidas de la misma manera que lo que suceden aquí también pueden tener eco en el otro lado del mundo».

«En los últimos años, crisis que parecían muy lejanas han tenido un gran impacto en nuestras vidas. La guerra de Siria parecía muy lejana para los europeos hasta que una ola de refugiados alteró la política europea», ha recordado. En este punto, Applebaum ha alertado de las dificultades a las que se enfrentan los periodistas en muchos países, aludiendo directamente al reciente Premio Nobel de la Paz, el editor del diario Nóvaya Gazeta, Dmitry Muratov, cuyos periodistas han sido atacados, envenenados y disparados por sus informar a sus conciudadanos de lo que ocurre en Rusia.

Además, ha advertido de la cantidad de herramientas disponibles a día de hoy «tanto para dictadores como para demócratas, para moldear y manipular la información que recibe la gente».

A su juicio, socavar la confianza en los medios es otra de las estrategias de algunos líderes políticos, que se mofan «de los periodistas independientes y de las organizaciones periodísticas» y pueden «convencer a millones de personas de que no se vacunen» o que se vuelvan en contra de las instituciones democráticas o de su propio sistema electoral. «Los autócratas y quienes querrían serlo ven en esta denigración del periodismo una herramienta para salirse con la suya», ha añadido.

Applebaum ha finalizado su discurso señalando la necesidad de «periodistas que defiendan el interés público, de forma independiente, ahora más que nunca» y hacerlo, ha reivindicado, en una época en la que los políticos intentan «censurar el periodismo y debilitar a los periodistas». Y donde también los profesionales de la información, según ha dicho, deben lidiar con el descenso en las fuentes de ingresos y «tienen que competir por la atención con las campañas de desinformación y los mensajes emocionales que se difunden en las redes sociales a toda velocidad para ganarse la confianza de los lectores frente a la burla y la agresión».

El jurado que otorgó el premio a Anne Applebaum estuvo presidido por María Emilia Casas, expresidenta del Tribunal Constitucional, e integrado por Rubén Amón, colaborador de ‘Onda Cero’ y ‘El Confidencial‘; Diego Carcedo, presidente de la APE; Montserrat Domínguez, directora de contenidos de la ‘Cadena SER’; Pepa Fernández, directora de ‘De pe a pa’ en ‘Las mañanas’ de RNE; Marta García Aller, columnista de ‘El Confidencial’; Javier García Vila, director de ‘Europa Press’; José Vicente de Juan, director de la ‘Fundación Diario Madrid’; Rafa Latorre, columnista de ‘El Mundo’; Montserrat Lluis, directora general del grupo ‘COPE’ y vicepresidenta de ‘UTECA’; Ana Ortas, directora de Comunicación corporativa del ‘BBVA’; Karina Sainz Borgo, periodista de ‘ABC’; Encarna Samitier, directora de ’20 minutos’; Vicente Vallés, ganador de la XXXVII edición; y Miguel Ángel Aguilar, secretario general de la APE, que actuó como secretario sin voto.

Este galardón lo otorga la APE con el fin de destacar «aquellas trayectorias que merezcan ese honor por su talento, originalidad, capacidad de trasgredir las presiones e influencias de los poderes e impulsar la libertad de expresión». El premio, auspiciado por BBVA, está dotado con veinticuatro mil euros y una medalla de bronce moldeada por Julio López Hernández.