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Javier García-Pelayo, productor musical y autor de la autobiografía «Sobre la marcha» (Serie Gong), y José Manuel Cruz, autor de la novela negra «La orilla muerta» (Serie Gong), charlaron sobre el juego, las drogas, el conflicto y la ética como elección del perdedor en la novela negra
Los amantes del misterio, el crimen y la investigación policial tuvieron una cita el pasado día 29 de septiembre en el marco del Festival Octubre Negro, en Madrid, en la biblioteca Iván de Vargas.
Los ponentes invitados, Javier García-Pelayo y José Manuel Cruz protagonizaron la mesa de debate, moderada por y J.D. Álvarez (comisario del Festival) que giró en torno al tráfico de drogas, el juego en la novela negra, la ética y la cualidades que conforman una buena novela negra.
José Manuel Cruz, autor de La orilla muerta, una de las mejores novelas negra de este año según el crítico literario y escritor Emilio Porta, habló de su libro y de la importancia de “la intuición a la hora de escribir cualquier género, pero sobre todo novela negra. Yo prefiero forzar el género y los límites para dejar atrás el blanco o negro y entrar de lleno en una zona gris, llena de turbiedades y de mezclas conflictivas”. El autor hizo también referencias al cine de directores como David Lynch y a lo esencial de sorprender al público con personajes humanos, reales: “el típico asesino en serie no me interesa; visto uno, vistos todos. En La orilla muerta, Toni ‘el Pasmao’, el protagonista, trafica con drogas, pero es realmente algo que no quiere hacer. Y eso es un lastre para él, porque si al final no le salen las cosas como él quisiera es porque detesta hacer lo que hace, por su inclinación ética. Como dicen en la Camorra italiana, la ética es la elección del perdedor”.
Por su parte, Javier García-Pelayo, manager musical, jugador de póquer y autor de su autobiografía Sobre la marcha.Vol1, habló de la relación entre la novela negra y el juego, de cómo la novela negra “para ser novela, y negra, necesita irse a los extremos, porque donde no hay confrontación ni conflicto no puede haber interés”. Mencionó novelas como El jugador, de Fiódor Dostoievski, en la que sólo se habla de perdedores ya que se vincula el juego con la adicción y el hecho de perder como consecuencia directa de jugar, “lo bonito, por supuesto, no es perder, es ganar. Siempre decimos que no hay que apostar si la apuesta está mal pagada o no tienes odds, es decir, si no tienes más probabilidades de ganarla que de perderla”.
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