El Colegio Oficial de Geólogos (ICOG) ha dejado claro que el Mar Menor «no se podrá recuperar sin actuar sobre las aguas subterráneas». Recuerda que en los últimos años, cuando se ha reducido la explotación asociada a las desalobradoras, el nivel del tramo superior del acuífero «ha vuelto a subir, muy cargado ahora de nitratos, y se ha incrementado la descarga al Mar Menor».
Así lo manifiesta en declaraciones realizadas a 7 TV Región de Murcia el hidrogeólogo José Luis García Aróstegui, científico titular del Instituto Geológico y Minero de España y profesor asociado del Departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia (UMU), que destaca que «el problema es de tal calibre que podemos reducir la agricultura todo lo que queramos, pero difícilmente vamos a recuperar el acuífero».
A su juicio, «una parte importante de la recuperación del Mar Menor pasa primero por actuar sobre el acuífero del Campo de Cartagena, muy degradado en su tramo superior, el acuífero cuaternario».
Y es que, puntualiza, «es el principal aporte de agua salobre y cargada de nitratos a la laguna. La consideración de la hidrogeología, una de las ramas de las ciencias geológicas, es por tanto fundamental para entender el problema».
«Estamos hablando de un acuífero complejo, con varias capas, cuyo tramo superior está en contacto con el Mar Menor. Por lo tanto, todas las actividades que se hagan sobre él acaban teniendo repercusión en la zona de descarga de este acuífero», explica García Aróstegui.
Este experto ha precisado que el acuífero, cuya explotación comienza en los años 20 del pasado siglo y se intensifica a partir de los años 70, «sufre un proceso histórico de elevación de los niveles piezométricos que, paradójicamente, se revertió parcialmente en los años 90, cuando una sequía duradera redujo considerablemente el aporte de agua del trasvase Tajo-Segura y obligó al Campo de Cartagena a recurrir a las aguas subterráneas».
«El agua del acuífero no es de buena calidad, en parte porque a mediados del siglo XX sufría un importante proceso de intrusión de agua marina procedente del Mar Menor, motivo por el cual proliferan las desalobradoras para usarla en el regadío a partir de mediados de los años 90», detalla García Aróstegui.
Este hidrogeólogo explica que los rechazos de las desalobradoras acabaron infiltrándose en el tramo superior del acuífero, contribuyendo aún más a su degradación.
No obstante, considera necesario que los agricultores del Campo de Cartagena sigan apostando por un uso más eficiente y sostenible del agua y de los fertilizantes, además de acabar con las superficies de regadío ilegales.
La solución, según el experto, pasa por conseguir un gradiente hidráulico que sea sostenible en términos de flujo de agua que entra al Mar Menor, pero también con niveles de nutrientes que la laguna sea capaz de aceptar.
«Para ello, dice, tenemos que reducir los niveles freáticos impidiendo que al acuífero le llegue más agua de la que sale, pero ahora mismo no hay infraestructura ninguna para poder reducir esa descarga de aguas subterráneas».
García Aróstegui recuerda que los dos últimos eventos de precipitaciones abundantes a finales de 2018 y octubre de 2019 han elevado notablemente los niveles de aguas subterráneas, lo que está provocando que en algunos puntos esté emergiendo agua a la superficie.
El caso más claro es la rambla del Albujón. Según el hidrogeólogo, aproximadamente a 3 ó 4 kilómetros de su desembocadura en el Mar Menor, el cauce comienza a llevar abundante agua, «y eso no es un vertido puntual de agricultores cercanos, es agua subterránea que emerge».
Por último, García Aróstegui advierte que «si se produce una nueva DANA, se elevarán aún más los niveles piezométricos y el caudal de la rambla del Albujón, cargado de nitratos, se mantendrá más tiempo y con mucha más descarga al Mar Menor por el resto del borde costero interior».