Solo el 28% de perros y el 4% de los gatos recogidos por protectoras en 2020 llevaba microchip, según datos del estudio ‘Él Nunca lo Haría’, correspondiente al año pasado y llevado a cabo por la Fundación Affinity, en el que han participado 430 entidades.
El estudio constata que el número de perros y gatos recogido por las protectoras españolas durante 2020 sin identificación sigue siendo muy elevado y precisa que las cifras son similares a las de 2019, con un aumento de 0,3 puntos en el caso de los gatos y un descenso de 0,6 en los perros.
«La implantación del microchip es una de las estrategias principales para luchar contra el abandono e incrementar las devoluciones de aquellos animales que no han sido abandonados, sino que se han perdido y pueden ser devueltos fácilmente a sus familias. La situación de los gatos es especialmente vulnerable en este sentido, porque casi todos los que llegan a las protectoras están sin identificar», explica la directora de la Fundación Affinity, Isabel Buil.
En cuanto al prototipo de perro que había en las protectoras españolas en 2020 se trata de un mestizo, de tamaño medio, adulto y con buena salud. Respecto a años anteriores, el estudio constata un aumento en las protectoras de perros y gatos seniors, que pasa del 12% en 2019 al 22% en 2020 en el caso de los perros, y del 7% al 19% en un año en el caso de los gatos.
El tiempo medio de estancia en las protectoras o refugios de perros y gatos adultos y seniors fue en 2020 de 9 meses, un dato ligeramente inferior al de 2019. El estudio indica que siendo uno de los perfiles de animales que más tiempo pasa en estas entidades, un hecho que se agrava si se trata de un perro enfermo y adulto, con un tiempo de permanencia de 4 meses más.
En el caso de los perros, el informe añade que también se incrementó, aunque de forma más leve, la recogida de animales de raza grande respecto al año anterior, pasando de un 23% a un 30%. Por el contrario, disminuyó la de gatos cachorros, pasando de un 48% en 2019 al 39%, rompiendo una tendencia al alza que se observaba desde hacía cinco años.
Por edad, el perfil de perro que llega a la protectora es en un 55% de los casos un adulto, en un 22% senior y en el mismo porcentaje, cachorro. Respecto a los gatos, el porcentaje de adultos (42%) y el de cachorros (39%) es similar, mientras que un 19% es senior. En lo que se refiere al tiempo de estancia en protectoras de los animales más jóvenes, tanto el de los cachorros de perros como el de los gatitos es de 3 meses, una cifra muy similar a la del pasado año.
Por razas, un 69% de los perros son mestizos y el 31% de raza, siendo las razas puras de caza las más presentes (17%), seguidas por otras razas puras con un 7%. Un 7% de perros son los denominados PPP (perros considerados de raza potencialmente peligrosa) para los que la estancia en protectoras se prolonga especialmente, siendo mayor que en el total de perros y en todas las edades.
Aunque las cifras son similares cuando se trata de cachorros, en el caso de los perros de raza potencialmente peligrosa adultos la estancia es de 11 meses tanto si el perro está sano como si está enfermo, llegando a superar el año de estancia (casi 13 meses de media) en el caso de los perros seniors enfermos.
También el informe señala que hay diferencias respecto a la recogida de animales según su tamaño: predominan con el 51% los perros de tamaño medio, el 30% son grandes y el 19% son perros considerados pequeños.
Respecto al estado de salud, el estudio apostilla que el 58% de los perros recogidos por protectoras se encuentran en buen estado y el 42% llegan heridos o enfermos. En cambio, en lo que se refiere a los gatos, sucede al revés, es decir, la mayoría de los que llegan a las protectoras (un 55%) están heridos o enfermos.
El peso de la raza mestiza en gatos es más notable que en el caso de los perros, siendo el 91% del total de gatos recogidos en protectoras — el gato europeo, considerado en España como mestizo, es el más común en el país–. Solo el 9% de los gatos son de raza pura, volviendo a valores de 2017 y 2018.
«Entender la realidad del abandono en nuestro país es clave para seguir trabajando en la prevención y para detectar aquellos aspectos que puedan contribuir a mejorar el problema, como, por ejemplo, la educación, el uso del microchip o la esterilización, entre otros. Además, en esta ocasión, hemos podido constatar el impacto de un contexto tan particular como el que vivimos en 2020, y poner cifras al impacto de la Covid-19 en las protectoras», señala Buil.