- Días de Sur se ha convertido en un referente de la escena culinaria santanderina especialmente en la tarde-noche por su ambiente elegante y cálido y su cuidada iluminación.
- De la mano del hostelero Carlos Crespo –propietario de otros tantos negocios de éxito en la capital cántabra y socio de Paco Quirós en Madrid– y bajo la dirección gastronómica de Álex Ortiz –jefe de cocina del Grupo El Riojano–, Días de Sur ofrece una cocina sencilla, casera, actual y a precios razonables que está asentada en la tradición y en el producto locales y aderezada con creativos toques de autor.
Días de Sur abrió en 2007, en un privilegiado local de techos altos –de los pocos que sobrevivieron al incendio que asoló Santander en 1941– que antes había sido una bodega dedicada a la venta de vino a granel. Tras doce años en manos de la familia Zamora, en 2019 tomó sus riendas el empresario cántabro Carlos Crespo, propietario también de Bodega del Riojano, Vermutería Solórzano, La Carnaza y Speed & Bacon en Santander y de Pan de Cuco y Primera Vaca en Suesa, nuevo gestor del Café Centro Botín y de los espacios gastronómicos del Gran Casino Sardinero y socio de Paco Quirós en los restaurantes La Maruca, La Primera y La Bien Aparecida de Madrid.
En esta nueva etapa, el hostelero ha apostado por imprimir al establecimiento un nuevo y desenfadado estilo asentado en el concepto de «comida confortable»; esto es, una comida casera, reconocible, elaborada con productos de alta calidad y de proximidad y de precios razonables, en línea con la filosofía de los otros negocios que llevan el sello de Crespo.
En pleno centro de Santander
Días de Sur está ubicado en el barrio del Ensanche, una de las zonas más concurridas de Santander a la hora de alternar, especialmente por las tardes-noches. Abre desde las 10 de la mañana con una oferta de desayunos que se centra, principalmente, en cafés de barista y pinchos de tortilla recién hecha: de patata–santo y seña de los locales de Crespo– y rellena de bonito, todo en un clásico en la capital cántabra.
La carta de comidas y cenas lleva la rúbrica del cocinero cántabro Álex Ortiz, jefe de cocina del Grupo El Riojano desde hace cinco años, e incluye los cinco caballos ganadores del grupo: las rabas; la ensaladilla rusa de Bodega del Riojano –patata, bonito, anchoa, zanahoria, rábano, pimiento rojo asado, huevas de trucha, guindilla y mayonesa, todo fresco y en su justa medida–; las croquetas cremosas de jamón ibérico; el pastel de cabracho –de notable jugosidad–; y el flan de huevo y caramelo, una receta secreta y muy representativa del chef.
Cocina típica de Cantabria
Entre los entrantes, destacan además las anchoas, los bocartes frescos y el matrimonio de anchoa y bocarte; la crème brûlée de foie casera con chutney de manzana y pan tostado; un soberbio tomate de Cantabria que se prepara aliñado con cebolla, en ensalada con la burrata de la quesería bilbaína Biribil o en salmorejo con láminas de bonito fresco; y la empanada de la abuela, rellena de pisto y huevo.
Para seguir, hay elaborados guisos marineros, como el arroz con cachón encebollado o los garbanzos guisados con gambón; pescados de la zona –merluza asada sobre patata panadera y sofrito, tacos de bacalao con pisto, etc.– y carnes, como la milanesa ibérica, los callos, el secreto ibérico con chimichurri o la burguer ‘La Heidi’ –pan brioche, carne de vacuno, champiñones y fondue de queso–, receta rescatada, a petición popular, de la hamburguesería La Carnaza en la zona de Monte y Cueto. Entre los postres, además del mencionado flan, sobresalen la tarta de queso horneada en el día y la leche frita con sopa de merengada.
Una atmósfera mágica
Merece también especial atención la carta de vinos en la que se ha buscado, ante todo, la variedad a través de diferentes denominaciones de origen, de vinificaciones que se salen de lo normal –incluye una buena selección de vinos naturales–y de distintas variedades de uva, con especial atención a la Palomino, con una decena de referencias de vinos de Jerez. Muchos de los vinos se ofrecen por copas y todos presentan precios comedidos para no aumentar el ticket medio, que ronda los 25-30 €.
Días de Sur es un restaurante versátil, de público y ambiente eclécticos, que a mediodía propicia las sobremesas largas y relajadas y que resulta ideal para cenar con amigos o en pareja, no solo por su estratégica ubicación sino también por su cuidada estética. Es un local imponente a nivel arquitectónico, con tres alturas, techos altísimos, ladrillo visto y grandes columnas de madera que datan de mediados del siglo pasado. De la decoración destacan la cuidada iluminación a base de lámparas de Flos, que crea intimidad pese a las proporciones del local, y las pinturas retroiluminadas del pintor madrileño asentado en Cantabria Fernando Bermejo.