- Abierto solo del 15 de julio al 15 de septiembre, La Terraza del Gran Casino Sardinero es un espacio privilegiado y evocador, con vistas a la playa más famosa de Santander.
- Con una decoración y ambiente afrancesados, ofrece una carta solo de cenas, centrada sobre todo en fresquísimos pescados locales.
El hostelero cántabro Carlos Crespo, propietario de algunos de los establecimientos más señeros de Santander como Bodega del Riojano, Vermutería Solórzano o Días de Sur, y el chef Álex Ortiz, jefe de cocina del Grupo El Riojano y socio de Crespo en el renovado Café Centro Botín y otros negocios, han adquirido la gestión de los espacios gastronómicos del Gran Casino Sardinero, un emblemático edificio de estilo neoclásico con apuntes modernistas situado en primera línea de la playa del mismo nombre. Además de dos elegantes y amplísimos salones para eventos privados –con capacidades para 300 y 180 personas, respectivamente– dirigen un restaurante pop up ubicado en una de sus privilegiadas terrazas con vistas al mar.
La Terraza del Gran Casino Sardinero es un evocador y elegante reducto de tranquilidad que traslada al comensal a los lujosos veranos en Biarritz. Las típicas sillas parisinas de aluminio trenzado, sombrillas en blanco y azul, mesas de pie de hierro fundido y mármol, velas, música ambiente y abundante y fragante vegetación visten un espacio de ensueño que mira a la costa y que se enmarca en un escenario único en la ciudad.
Cocina a orillas del Cantábrico
El actual casino se ubica en un edificio de 1916 que vino a sustituir una construcción anterior en la que, durante muchos años, se celebraban las fiestas de la realeza –Amadeo de Saboya, Alfonso XIII y Victoria Eugenia se daban cita allí– y la aristocracia de la época, que acudían atraídas por la belleza de la playa y la oferta cultural del santanderino barrio del Sardinero. El restaurante de Carlos Crespo recrea ese glamour decimonónico con toques de modernidad. Y lo hace durante apenas 60 días o, mejor dicho, noches, ya que abrirá únicamente del 15 de julio al 15 de septiembre y solo en horario de cenas.
La carta de La Terraza del Gran Casino Sardinero, firmada por el cocinero cántabro Álex Ortiz, es una carta en sintonía con el entorno en la que cobran protagonismo los pescados de las lonjas cantábricas asados: el bonito del norte, que se prepara en tartar con ensalada de alga wakame, kimchi y canónigos, al estilo nikkei, a la plancha con cebolla caramelizada, patatas hervidas y pesto rojo y confitado con puré de cebolla roja; la merluza –asada al horno con chipirón y triguero sobre crema emulsionada–; el bacalao –con tomate y piquillos al ajoarriero–; la lubina –asada con verduras salteadas en wok–; el sapito (rape pequeño) y el San Martín –que se ofrecen en sugerencias fuera de carta– y los maganos de guadañeta, unos chipirones pequeños cuya temporada dura solo seis meses y que se pescan a mano de madrugada en la bahía de Santander.
Las carnes… en su punto
No obstante, no desmerece el apartado de carnes, en el que destacan los callos guisados, el steak tartar, el solomillo a la brasa y la carrillera ibérica al vino tinto con jugo meloso de su cocción, puré de boniato y cebolla roja encurtida. Completan la oferta los clásicos imprescindibles del Grupo El Riojano: las rabas; la ensaladilla rusa de Bodega del Riojano –patata, bonito, anchoa, zanahoria, rábano, pimiento rojo asado, huevas de trucha, guindilla y mayonesa, todo fresco y en su justa medida–; las croquetas cremosas de jamón ibérico y el pastel de cabracho –de notable jugosidad–; y otros refrescantes entrantes, ideales para el verano, como el salmorejo de mango con jamón, la ensalada de burrata La Pasiega con tomates cherry asados, pesto y pipas o la ensalada de tomate de Cantabria y cebolla roja.
Mención especial merecen los postres: tarta de queso; el Valenciano –con helado mantecado, zumo de naranja y Grand Marnier–; brownie de chocolates y nueces con chocolatinas y helado cremoso de moka; apple crumble con mascarpone de limón; lemon pie con helado mantecado y fresas encurtidas; helado de moka sobre crema de tofe y crocant de almendras garrapiñadas; helado de fresa con frutos rojos y crujiente de almendras; helado de queso con galleta crujiente de almendras y coulis de frambuesas y piña natural. Una experiencia única que merece la pena vivir… antes de que desaparezca.