El actor Eduardo Noriega considera que los trastornos mentales están presentes en el cine desde su invención «y siempre han sido reflejados de la misma manera que la sociedad los veía». «El cine se ha aprovechado de los trastornos mentales para llevarlos al extremo y mezclarlos o confundir síntomas en función de lo que interesara para la construcción de los personajes».
Así lo señaló el actor santanderino Eduardo Noriega en su intervención durante la jornada de clausura del seminario ‘Salud mental y otras formas de ficción’, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en colaboración con Fundación Manantial.
Noriega, que ha basado su intervención en torno a cómo representar un papel en la vida real y en el cine, hizo un repaso a famosas películas que han tratado la salud mental y ha lamentado su falta de veracidad sobre las patologías retratadas.
El intérprete ha puesto como ejemplo de esa falta de verosimilitud cintas como Psicosis o Rain man o la distorsión de la psicopatía como algo «inexorablemente violento» -un arquetipo repetido con frecuencia en la historia de la gran pantalla-.
De la segunda película, protagonizada por Dustin Hoffman, -en la que interpreta a un hombre con autismo- ha apuntado que «forma parte de esas películas que relacionan los trastornos con la genialidad».
«El miedo es un componente fundamental en nuestra sociedad y el cine se ha aprovechado de ello», destacó el actor, recordando que «también hay patologías que tienden a edulcorarse». «En el cine se trata en favor de una historia, pero no tiene que ver necesariamente con la realidad».
Noriega ha hablado también sobre los retos de los actores a la hora de prepararse para un papel. «Los intérpretes decimos que actuar es una patología controlada. Lo que hacemos es dejarnos llevar por el instinto y las emociones, pero luego las guiamos», ha explicado. «Para ponerte en la piel de alguien con un problema de salud mental tienes que entender al personaje, no puedes prejuzgarlo», ha añadido.
El actor ha celebrado, además, los avances sociales en términos de concienciación sobre salud mental. «Afortunadamente, cada vez somos más conscientes como sociedad de lo que significa un problema de salud mental. Ya no hay ese estigma tan tremendo y sabemos que todos podemos sufrir un trastorno en nuestra vida. Cada vez hay menos tabúes y tenemos menos miedo de tratar estos temas, y el cine es un reflejo de eso», ha apuntado.
Por último, se ha referido también a su experiencia personal durante la pandemia y ha apuntado que «la cantidad de gente que lo estaba pasando mal» le hizo relativizar los efectos del confinamiento y pensar que «no podía quejarme».
Pese a todo, el actor cree que el impacto psicológico de la pandemia no ha hecho más que comenzar y que los trastornos derivados de la crisis que ha puesto en jaque al mundo seguirán aflorando durante largo tiempo. «No sabemos cómo estamos todavía ni cómo vamos a salir», ha valorado.