Menorca es una perita en dulce y, por este motivo, no es raro ver cómo se la disputan los compradores extranjeros que han caído rendidos ante esta isla que es todo un reclamo de sol, playa, naturaleza y vida idílica que con ocasión de los meses de verano se viste de largo con una ajetreada de eventos y vida playera.
Por supuesto, con la reapertura de fronteras y las mayores tasas de vacunación en la población que fomenta el tráfico aéreo retorna el interés por afincarse en esta isla. Al parecer, una de las nacionalidades que más aprecia estos placeres es la francesa. Al respecto, el 35 % de las ventas inmobiliarias de 2020 en Menorca han sido transacciones de propiedades de lujo realizadas a los galos.
No obstante, estamos ante un mercado muy diversificado pues las fincas menorquinas atraen incluso a compradores estadounidenses quienes parecen muy interesados en contar con su propio rincón de relax menorquín.
Lo cierto es que el despegue de los franceses en la isla resulta toda una novedad pues hace unos años no eran precisamente la nota predominante, más bien todo lo contrario. No obstante, todo ha cambiado pues se han convertido en uno de los principales clientes del sector inmobiliario menorquín.
De esta manera, las villas y áticos desde los que se disfruta de panorámicas sobre el mar, que cuentan con piscinas y unos cuidados jardines por los que pasear son los más solicitados. Además, como afirman los expertos de la inmobiliaria Menorca Sotheby’s International Realty, parece que los compradores internacionales se muestran especialmente interesados por Ciutadella, pues esta ciudad concentra un alto porcentaje del mercado inmobiliario de la isla, pero también Maó y Sant Lluís se encuentran muy disputadas.
No podemos pasar por alto que la isla es un auténtico muestrario de villas de lujo cuyos propietarios pertenecen a lo más granado. Pero no solo se incrementan las ventas, pues también el alquiler por largas temporadas tienen una gran demanda pues no podemos olvidar que muchos empresarios y trabajadores de alto nivel adquisitivo han decidido trasladar su puesto de trabajo a la isla.
De esta manera, Menorca se ha convertido en un idílico enclave para quienes buscan aunar el trabajo con las vacaciones. Por lo tanto, parece que esta simbiosis han logrado hallarla en esta isla, aunque es cierto que todo el archipiélago goza del favor de este tipo de nuevos visitantes.