El director de Comunicación de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José Gabriel Vera, ha asegurado que «en España va más gente a misa que al fútbol» pero ha precisado que el problema es que luego esas personas no cuentan que han ido a su iglesia, no se hacen «visibles» como cristianos.
«En España va más gente a misa que al fútbol y el lunes, en el trabajo, todo el mundo habla del fútbol pero no de la misa, porque dice ‘esto no lo cuento, forma parte mi intimidad’. Y en esto los cristianos tenemos un deber: que esa pertenencia sea visible, tienes que manifestarte, mostrarte como cristiano», ha subrayado Vera.
Así lo ha indicado este jueves 24 de junio durante la presentación de su libro ‘La senda de la reputación’ (PPC Editorial), que ha tenido lugar en el espacio O_Lumen de Madrid, en el marco de un coloquio periodístico en el que también han participado el presidente de la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom), Miguel López-Quesada, y la directora de ‘Fin de Semana’ en Cope, Cristina López-Schlichting.
Vera reconoce en el libro que la institución atraviesa «una vez más en su historia una crisis de dimensiones desconocidas» con la lacra de los abusos sexuales en primer plano, y precisa que este contexto ha propiciado una falta de «confianza que afecta sin duda al cumplimiento de su misión».
Para recuperar la reputación, el autor ofrece una «senda» para impulsar una comunicación eclesial «más eficaz». Este camino pasa por los principios, la identidad, la misión, la cultura y la imagen de la Iglesia, hasta alcanzar de nuevo la reputación perdida.
«La comunicación nos puede ayudar a hacer visibles lo que somos y obligarnos a darnos cuenta de qué cosas no estamos viviendo bien. La comunicación va de contar bien lo que haces bien, y primero hay que hacer bien las cosas, y la Iglesia se empeña bastante en ello y, en general, hace las cosas bien», ha defendido el director de Comunicación de la CEE.
Vera ha recordado una ocasión, cuando dirigía una revista, en la que le preguntaron cuándo iba a hablar de un sacerdote pederasta. Entonces, contestó: «Tengo unos 500 sacerdotes que no son pederastas, cuando haya acabado de hablar de ellos, hablaré de lo demás. ¿Por afán de ocultar? No, porque la realidad de la Iglesia es como un iceberg, donde hay una gran masa de personas que sin decir nada, hace bien las cosas y hay que contarlo», ha subrayado.
También ha reconocido que «hay cosas que se hacen mal» y «hay que ponerles nombre y cara, y pedir perdón». «Somos un pueblo de pecadores, la Iglesia solo existe porque hay pecadores, el mal no puede asustar pero nos tiene que mover por dentro y decir ‘no lo podemos permitir'», ha añadido.