La aporofobia, es decir, el odio a las personas pobres, se convertirá desde este viernes 25 de mayo en un agravante de la responsabilidad penal, al igual que ya lo eran el racismo o la homofobia, gracias a la entrada en vigor este viernes de la Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia.
En concreto, la ley da una nueva regulación a los delitos de odio comprendidos en el Código Penal, incorporando la aporofobia y la exclusión social como un agravante de la responsabilidad criminal. También se incluye la edad como motivo de discriminación, no solo referida a los niños y niñas sino también a los mayores.
La filósofa Adela Cortina, que acuñó el término ‘aporofobia’ hace más de 20 años, ha manifestado su «alegría» por este paso en una entrevista. «Por supuesto que es una alegría. Por una parte, porque nuestra sociedad comunica por este medio que rechaza totalmente este tipo de acciones, que nos parecen repulsivas, que las repudiamos radicalmente», ha señalado.
Cortina celebra este logro «también, y sobre todo», porque entiende que habrá «una mayor vigilancia» por parte de la policía para que esto no suceda, tratará de detectar qué personas en los barrios se encuentran en situación de vulnerabilidad, conectará con ellas y estará pendiente de lo que les pueda ocurrir.
«Las personas indefensas se encontrarán más protegidas, sabrán que pueden denunciar malas actuaciones y que van a ser atendidas, que la comunidad está con ellas. Es una buena noticia», ha reconocido Cortina, quien ha alertado, no obstante, de que esto es «una pequeña parte de lo que se puede hacer para acabar con la aporofobia».
«Ya en el caso de las personas sin hogar hay que llevar adelante el programa ‘¡Hogar sí!’ en todas las poblaciones. Y, por supuesto, acabar en nuestra sociedades con el desprecio a los peor situados, a los que en este mundo en que rige el principio del intercambio parecen no tener nada interesante que dar a cambio de que se respete su dignidad», ha enfatizado.
Por otro lado, la ley de infancia también incluye la discriminación por edad como agravante del delito, con el objetivo de proteger a las personas de edad avanzada.
Precisamente, el pasado mes de diciembre durante un seminario académico, Adela Cortina reclamó «erradicar la gerontofobia (odio a los ancianos) y el edadismo (discriminación a mayores por razón de su edad)» que, a su juicio, han surgido en la sociedad con más fuerza durante la pandemia. Para cortina, esta discriminación es «inmoral y poco inteligente».