La base del paquito, el bocadillo favorito de Salvador Dalí es el cordero. El amor que Dalí sentía por estos animales era tal, que en sus cuadros los presentaba con frecuencia y de hecho llego a pintar unas costillas de cordero sobre el hombro derecho de su amor eterno: Gala. Este retrato llegó a ser considerado como un gesto lleno de simbolismo como muchos de sus cuadros; en este manifestaba de forma velada el placer que sentiría en comerse a Gala.
La historia de amor entre Salvador Dalí y su amada Gala se desarrolló entre pinturas, lienzos, locura, surrealismo y por su puesto uno que otro paquito. La predilección que la pareja sentía por la carne de cordero, rayaba en lo sagrado, y Dalí lo demostraba en sus cuadros llenos de magia y simbología.
El paquito de Salvador Dalí y su gusto por la gastronomía.
El tan conocido paquito de Salvador Dalí, es una especie de sandwich de cordero bien marinado y preparado sin importar si es asado o la parrilla, lo importante es que sea cordero. Con este bocadillo servido en panes, se demuestra lo accesible que puede ser el consumo de este tipo de carnes.
Si bien la vida de Salvador Dalí llego a ser algo excéntrica y alocada, en sus gustos gastronómicos no podía ser distinto y esto lo dejó muy claro en su libro “Las cenas de Gala”, publicado en 1973.
El reconocido artista tuvo siempre amor hacia la cocina y a la edad de 6 años soñaba con ser chef; esta pasión la desataba en las cenas que ofrecía junto a su amada esposa para agasajar a amistades del mundo artístico. En estas cenas aparte de la buena comida, había disfraces y excentricidades propias de los Dalí.
En su libro de recetas aclara muy bien que no se trata de contar calorías ni de comer con culpas, sino de hacerlo con placer y deseo. No es de extrañar entonces que el paquito lo hayan preparado sin el más mínimo remordimiento en cuanto a las calorías y sabores respecta.
La cocina de Salvador Dalí debió haber estado llena de cordero, paquito y de mariscos, a los cuales devoraba con total devoción.
¿Qué te parece si nos adentramos un poco más en los gustos gastronómicos del excéntrico artista y preparamos un rico paquito de cordero?
Paquito de cordero al estilo de Salvador Dalí
Como ya te he comentado, los gustos gastronómicos de Salvador Dalí no eran para nada modestos, no estaba presente en él ni en su amada Gala, el conteo de calorías o la preocupación de lo saludable que podía llegar a ser un platillo. A la hora de comer se lanzaban con placer a degustar los sabores, así que con este paquito haremos honor a Dalí, guardaremos la balanza y nos daremos el gusto aunque sea por un día, de comer algo rico sin pensarlo mucho.
Ingredientes
- 4 filetes de cordero
- 2 dientes de ajo
- Aceite de oliva virgen extra
- Pan de bocadillo
- Lechuga
- Tomate confitado
- Cebollas
- Guacamole casero
Preparación
1.- En una sartén añade un chorro de aceite de oliva y los dientes de ajo previamente pelados y fileteados, llévalos a fuego medio para que el aceite quede perfectamente perfumado, este sentará las bases para impregnar el cordero con un rico sabor y olor.
2.- Salpimienta los filetes de cordero y llévalos a la sartén que tienes al fuego junto al ajo.
3.- Cuando los filetes de cordero estén perfectos y algo dorados, es el momento de retirarlos del fuego y ensamblar el paquito.
4.- Toma el pan y ábrelo a lo largo, llévalo a la plancha y tuesta un poco su interior.
5.- En el pan que irá en el fondo del plato, extiende una buena capa de guacamole casero, sobre este, dispón la lechuga picada y coloca el cordero picado.
6.- Sobre el filete de cordero picado, coloca rebanadas de cebolla a tu gusto.
7.- Unta con el tomate confitado la cara interna de la rebanada de pan que cubrirá el paquito.
Listo, tienes un rápido y rico paquito como lo debió haber disfrutado Salvador Dalí, en tan solo unos minutos. Puedes acompañarlo con salsas y aderezos a tu gusto (de seguro a Dalí poco le hubiese importado las calorías añadidas) prueba este rico y rápido bocadillo a la hora del almuerzo o como una rápida y completa cena.
La añoranza de Dalí envuelta en un paquito
En 1940, Salvador Dalí y su esposa Gala tuvieron que mudarse a New York y vivir en la gran manzana durante 8 años, esto debido a la crisis sostenida en Europa por la segunda guerra mundial. Durante este tiempo, Dalí se dedicó no solo a su arte, sino que también acompañó a Coco Channel en el diseño de ropa y a Alfred Hitchcock en la creación de sus películas.
Aun con las múltiples ocupaciones de Salvador Dalí en New York, las añoranzas por su tierra no desaparecían. El recuerdo de las comidas tradicionales, la carne de cordero y más allá, seguramente formaban parte de sus más grandes memorias. Un paquito de cordero habría sido ideal para acompañar a Dalí en esta añoranza de su hogar, cuando por razones ajenas a él tuvo que partir, alejándose de lo que más le gustaba, su gastronomía.
Salvador Dalí dejó huella en cada una de sus pinturas, así mismo marcó la vida de muchos artistas contemporáneos con los que intercambio conceptos, conocimientos y fantasías.
Seguramente a Salvador Dalí le hubiese encantado disfrutar de unas exquisitas brochetas de cordero allá en New York y de esa misma carne obtener la base para un rico paquito y ni hablar de tomar una buena carne de cordero de una paletilla al horno con vino blanco, el resultado debe ser para chuparse los dedos.